martes, 21 de octubre de 2014

Hallan sangre de seis personas, que no eran el fallecido, en los coches de los policías de Cartagena

CARTAGENA.- La inspección realizada en los tres vehículos utilizados habitualmente por los seis policías nacionales que se encuentran en prisión imputados como supuestos autores de la muerte de Diego P. permitieron descubrir en dos de ellos restos de sangre de seis personas que no eran el fallecido.

Así se recoge en el informe entregado por la Comisaría de Policía de Cartagena en el Juzgado de Instrucción que investiga la muerte de este hombre, cuyo cadáver fue encontrado por un transeúnte en la playa de Cala Cortina, ubicada en las afueras de la ciudad, a finales del pasado marzo, dos semanas después de su desaparición.

El documento señala que el registro de los vehículos se llevó a cabo en las dependencias policiales ubicadas en la pedanía murciana de Sangonera y que los restos biológicos obtenidos fueron enviados a la Comisaría General de Policía Científica.

Desde la misma se informó que los perfiles genéticos se correspondían con seis personas desconocidas, no perteneciendo ninguno de los mismos al finado, Diego P.

El informe señalaba también que "el hecho de que no hayan sido hallados restos biológicos de la víctima en el interior de los coches no desvirtúa que Diego fuera trasladado en uno de ellos".

Y añadía que eso era así " toda vez que el tiempo transcurrido desde la noche de los hechos hasta que se practicó la inspección ocular fue prolongado, pudiendo ser alterado o contaminado cualquier vestigio existente".

"De igual modo -continuaba el escrito- la víctima pudo ser trasladada hasta Cala Cortina sin haberle sido practicada herida alguna, evitando que quedasen muestras de sangre en el interior del habitáculo destinado al traslado de detenidos".

Diego P., vecino de la barriada de Las Seiscientas, fue trasladado en un coche policial desde su domicilio hasta Cala Cortina el 11 de marzo, no teniéndose noticia alguna sobre su paradero hasta que el cadáver apareció en la playa el 26 siguiente, con signos de que su muerte había sido violenta, como determinó la autopsia.

En un bolsillo de su pantalón conservaba un teléfono móvil y su documentación personal, según se recoge en el acta levantada por la Policía.

El Juzgado de Instrucción ordenó el pasado ocho de octubre el ingreso en la cárcel de las dotaciones de los tres coches "zetas" de la Policía que trasladaron a Diego P. hasta la citada Cala.

Los agentes, que habían ocultado ese desplazamiento hasta que apareció el cadáver, mantienen que dejaron al fallecido en el lugar para que se calmara, porque estaba muy alterado, pero niegan que hayan tenido algo que ver con su muerte.

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