CARTAGENA.- Un vecino de Cartagena avisó a la Policía de que había visto a Diego P.
cinco días después de la fecha en la que los investigadores de Asuntos
Internos creen que fue asesinado, presuntamente a manos
de los seis agentes del Cuerpo que se encuentran detenidos y acusados
de homicidio/asesinato desde el pasado 8 de octubre.
Así
consta en el sumario, donde se incluye
este testimonio de José Andrés C.G. Según dijo, el domingo 16 de marzo
se acercó con su novia a la zona de Lo Campano para ver la bajada de la
Virgen desde la Ermita del Calvario a Cartagena. Fue al bajar del acto
cuando sobre las 17.00 horas vio a Diego Pérez. Estaba de pie, junto a
la parada del autobús de línea frente a una confitería situada en ese
lugar y que actualmente se encuentra cerrada.
Asegura que
le llamó la atención verle ahí porque hacía dos días, en un local de
tatuajes del centro de Cartagena, se había fijado en un cartel en el que
se pedía colaboración para encontrarle. Diego Pérez oficialmente se
encontraba desaparecido desde hacía cinco días. El mismo tiempo que
había transcurrido desde que los seis agentes de Policía se lo llevasen
desde su casa en el barrio de 'Las Seiscientas' hasta la playa de Cala Cortina donde presuntamente lo mataron la noche del 11 de marzo. Nueve días después, su cadáver apareció flotando en esa misma playa.
Este
testigo conocía a Diego Pérez porque ambos habían coincidido algunas
veces en el psicólogo del Centro de Salud Mental de Cartagena. En una
ocasión le ofreció tabaco, aunque no había relación entre ambos. Pese
ello le reconoció de nuevo después de que la Policía le mostrase una
foto al aportar estos datos en Comisaría. Recordaba que iba vestido una
sudadera con capucha y unos vaqueros.
Esto es lo que les
contó Andrés C.G. a la Policía el 21 de marzo según consta entre los
folios 124 y 126 del sumario. De momento, una de las defensas de la
Policía ya ha pedido a la jueza que instruye el caso que identifique las
cámaras de seguridad de la zona de Lo Campano y se estudien sus
grabaciones, según el recurso presentado contra la prisión provisional
de su cliente.
Este
recurso considera que la declaración de este testigo no contradice los
resultados de la autopsia ya que, según alega, data la muerte de Diego
Pérez entre los días 11 y el 16 de marzo, ambos incluidos. Cuestiona
también la versión de Asuntos Internos que dice que fueron los policías
los últimos en ver con vida al fallecido y sostiene que sus propios
vecinos le vieron pasadas las 6 de la madrugada saliendo de su casa
gritando, asustado y diciendo que el domicilio estaba embrujado.
Se
basa en una llamada telefónica que también obra en el sumario realizada
por un vecino apodado 'El Valenciano' al hermano del fallecido a las
6.29 horas de esa madrugada en la que le avisaba de que Diego Pérez
había "salido corriendo de su casa diciendo que la casa está embrujada,
liado con una manta".
La
defensa cree que incluso en ese lapso de tiempo que pasó por casa se
podría haber cambiado de ropa puesto que la descripción de las prendas
que detalla la autopsia no coinciden con el relato del testigo protegido
en el que Asuntos Internos ha apoyado buena parte de su tesis para
acusar a los policías. La autopsia hablaba de pantalón vaquero y una
camisa de estampado a listas verticales mientras que el testigo B-83
declaró que vestía unos pantalones marrón claro camel de tela y que
creía haber visto una camiseta debajo de la cazadora.
La
aparición del testigo protegido 'B-83' en la causa fue clave para
desbloquear la investigación. Fue esta persona la que advirtió que
fueron seis los policías que acudieron la noche de autos a la calle
Estanislao Rolandi del barrio de 'Las Seiscientas' y que se llevaron a
un hombre después de agredirle. No obstante, según consta en un informe
policial, esta persona confundió al
fallecido con otro vecino.
En cualquier caso, las
defensas de los policías aseguran que este testimonio sólo relata una
mala praxis policial que asumen, pero los policías insisten en negar
haber matado a Diego Pérez. Admiten que no debieron llevarlo a Cala
Cortina sin comunicarlo y argumentan que por miedo nunca dijeron nada
una vez supieron que había desaparecido y posteriormente que había
muerto.
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