CARTAGENA.- Jose Luis S.A., uno de los seis policías nacionales ingresados en prisión por la muerte violenta
de Diego Pérez T. ha declarado ante la Unidad de Asuntos Internos de este
cuerpo que otro de sus compañeros detenido, que estaba en el coche
patrulla en el que trasladaron a la víctima, dijo: "vamos a quitárnoslo
de en medio".
La titular del juzgado de instrucción nº 4 de Cartagena decretó el pasado miércoles prisión provisional incomunicada y sin fianza para éste agente y otros cinco compañeros, detenidos por la muerte el pasado marzo de Diego Pérez, el vecino de 43 años de Las Seiscientas, cuyo cadáver fue encontrado en aguas de Cala Cortina dos semanas después de su desaparición.
Este
agente, sin embargo, quiso matizar después, cuando el interrogatorio
estaba avanzado, que los compañeros que trasladaron al fallecido a la
playa de Cala Cortina, en Cartagena, donde fue encontrado su cadáver el
pasado marzo, se referían realmente a su intención de alejarlo de su
domicilio porque había llamado en dos ocasiones a la Policía para decir
que se sentía amenazado.
El acta de su declaración, tras levantarse el secreto de las diligencias, recoge
que este policía aseguró durante su declaración que: "ponía la mano en
el fuego por sus otros cinco compañeros", y que "el hecho de haber
realizado una intervención malísima (en referencia a que trasladaron a
Diego Pérez T. a la playa, en lugar de a Comisaria) no significa que sean
delincuentes, ya que fue un cúmulo de circunstancias".
Por su
parte, Jose Carlos M.L, otro de los policías nacionales que integraban la
dotación del coche policial Z-54 que trasladó a la víctima a Cala
Cortina, dijo que "el único error" de la noche de los hechos, el pasado
11 de marzo, fue no haber informado a sus superiores de esta actuación,
pero que no lo hicieron porque pensaban y piensan que no cometieron
delito alguno.
Así mismo, aseguró ante Asuntos Internos que si en
una primera comparecencia manifestó que tanto al domicilio del fallecido
como, posteriormente, a la playa había acudido una sola dotación
policial cuando realmente fueron tres, fue por temor a que, tras el
hallazgo del cadáver, lo asociaran con lo ocurrido.
Otro de los
policías detenidos, Rubén F.S., declaró que no cometieron delito alguno,
pero que lleva "siete meses sin poder dormir", y al ser preguntado por
los inspectores de Asuntos Internos por qué no reveló a sus superiores
lo que realmente había ocurrido, contestó que era debido a que en la Comisaria de Cartagena "impera la ley del miedo" y que los vehículos
policiales zetas "se cargan toda la morralla".
Este mismo policía
señaló, además, que habló con uno de sus compañeros para que contara la
verdad y que éste lo comentó con otros agentes, pero que cuando los
creía decididos a hacerlo, cambiaron de criterio.
En la
documentación de esta causa judicial, en la que los seis policías están
imputados por el homicidio o asesinato, así como por la detención ilegal
de Diego Pérez T, figuran las actas de vigilancia a las que fueron
sometidos los agentes sospechosos el pasado junio.
En una de
ellas, se recoge el seguimiento efectuado por agentes de la Unidad de
Asuntos Internos a cuatro de los sospechosos en un mesón de Cartagena,
donde los inspectores de Asuntos Internos escuchan a uno de los ahora
encarcelados decir: "Si es que no tienen nada, no tienen nada, no pueden
tener nada", mientras que otro de ellos relataba que: "Pues yo cuando
fui a hablar con éste, estaba tan preocupado que se estaba tomando una
tila".
Finalmente, los inspectores de Asuntos Internos señalan que
otro de los cuatro policías intervinientes en esa conversación dijo:
"La que se puede liar, se puede liar gorda, como nosotros somos los
últimos monos nos toca todo".
Los seis policías, residentes en la
ciudad portuaria y de la escala básica, compartían turno en las llamadas
patrullas zeta de la Comisaría de Cartagena, y fueron investigados por
agentes de asuntos internos y de la policía judicial de Murcia y
Cartagena después de que un testigo situara a la víctima en un coche
policial la noche en que desapareció.
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