miércoles, 27 de agosto de 2014

La mala fama / Antonio Balsalobre

Tenemos a un presidente tutelado por un comisionado para Asuntos Económicos; pero eso, en el estado de descomposición institucional en que se encuentra la región, casi carece de importancia. Tenemos a un Garre maniatado por un Valcárcel todopoderoso; pero con eso ya se contaba cuando lo designó. Tenemos a un jefe de gobierno interino, provisional, sin poderes, sin ningún peso en su partido. Así va la región.

Lo que pinta Valcárcel al frente del PP murciano ya se sabe. Mucho. Pero ¿alguien sabe lo que pinta Vicente Martínez Pujalte como comisionado para Asuntos Económicos? ¿Alguien sabe a qué se dedica, aparte de ser la sombra del presidente? ¿A controlar el déficit, como dice él? ¿A ser el informador de Rajoy? ¿Tan manirrota es la Hacienda murciana? ¿Tan poco confía el gallego en sus correligionarios murcianos? 

Sea como sea, lo cierto es que Pujalte empieza a sacar alguna ganancia de pescador en este río revuelto. El "comisionado" va adquiriendo cada día que pasa más protagonismo, tanto en los actos del partido como en las decisiones de la Comunidad, y eso está levantando algunos rumores. Si se produjera un escenario similar al que hubo cuando Valcárcel presentó su dimisión – con un Pedro Antonio Sánchez todavía imputado y un Juan Carlos Ruiz "vetado"- podría ser el campanazo electoral, con el beneplácito de Génova.

El convulso panorama electoral que ha dejado tras sí el 25M deparará sorpresas cuando se confeccionen las listas para los próximos comicios. En todos los partidos, ya veréis. Y ésta puede puede ser una de ellas. Si esto fuera así, el enigmático papel desempeñado por este agazapado cobraría pleno sentido. Podría ser que se esté produciendo un "golpe de estado" en el PP murciano, en estos momentos, mientras que nos entretienen con las visitas de Garre y el cuento de la recuperación.

Ahora bien, hay una cosa de la que no me cabe ninguna duda. Si Martínez Pujalte va para presidente, aquí no va a faltar diversión. Seguiremos teniendo crisis, pero con diversión. Basta echar una mirada a su trayectoria política para saber lo que nos esperaría. 

Antes de ser nombrado "comisionado", Pujalte recaló en Murcia como diputado en la legislatura anterior tras ser defenestrado en Valencia. Adscrito al sector zaplanista, a Pujalte se lo quitó de en medio el nuevo presidente valenciano. De un plumazo se libró de un adversario político y de un personaje incómodo y polémico. 

De su etapa como portavoz adjunto del PP en el Congreso la hemerotecas guardan algunas intervenciones memorables. "Vicentito", como lo llamaban en Valencia, era, en palabras de un conocido periodista, "ese señor de voz aflautada y bigotito de chulapo de zarzuela, con un aseado aspecto de empleado de antigua camisería, que suele gesticular como un hooligan desde las gradas de la bancada popular del Congreso de los diputados". Era la época de Zapatero y el PP había encontrado en él al perfecto "bronquista" para dinamitar cualquier debate.

Eso le costó ser el primer diputado expulsado del Congreso. Se cuentan por decenas las veces que el presidente de la Cámara Baja lo tuvo que llamar al orden por faltarles al respeto a sus adversarios políticos. Incluso el comedido Solbes llegó a decir que las intervenciones de Pujalte andaban "sobradas de tonterías y deberían sonrojarle si tuviera un gramo de vergüenza y algún respeto a lo que representa".

Al día siguiente de ser desalojado del hemiciclo, el "comisionado" consideró su expulsión desproporcionada: "Creo que pagué 'el pato' por la fama que arrastro", declaró a la prensa. Sí, una mala fama que empañaría todavía más la pobre imagen política que arrastra la región.

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