lunes, 18 de agosto de 2014

La Unión Europea destina 125 millones a los productores agrarios afectados por el veto ruso

BRUSELAS.- La Comisión Europea (CE) anunció este lunes una ayuda de 125 millones de euros para la retirada y distribución gratuita de una serie de verduras y frutas perecederas, una medida de "emergencia" en respuesta al embargo ruso, que tendrá carácter retroactivo y a la que podrán acceder todos los agricultores.


La ayuda, que se aplicará hasta finales de noviembre, incluye a los tomates, las zanahorias, la col blanca, las coliflores, setas, los pimientos, los pepinos y los pepinillos, las manzanas y las peras, los frutos rojos, las uvas de mesa y los kiwis, entre otros.

"Teniendo en cuenta la situación de mercado tras las restricciones rusas a importaciones agrícolas de la Unión Europea (UE), activo con efecto inmediato medidas de emergencia bajo la Política Agrícola Común (PAC)", dijo el comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos.

Estas medidas "reducirán las existencias de una serie de frutas y verduras perecederas en el mercado europeo para cuando la presión de los precios sea demasiado alta en los próximos meses", añadió Ciolos en un comunicado.

Los mercados de los productos afectados se encuentran en plena temporada y no hay ninguna opción de almacenamiento para la mayoría de ellos, ni tampoco margen para buscar mercados alternativos al ruso.

Rusia era el principal mercado para las exportaciones de muchas frutas y verduras en plena temporada de cosecha justo cuando anunció la prohibición, durante un año, de las importaciones comunitarias.

Según los últimos datos que maneja la CE, "ciertos mercados están comenzando a sentir el impacto" del veto.

Las medidas de emergencia se aplican para las retiradas del mercado de estos productos perecederos, especialmente para su distribución gratuita y compensaciones a los agricultores por no poder cosechar y para las cosechas que se realizan antes de que maduren las verduras y frutas.

La ayuda financiera cubrirá a todos los agricultores, formen parte de organizaciones de productores o no, y las medidas tendrán carácter retroactivo a partir de este lunes.

Ello quiere decir que los volúmenes que se retiren a partir de este lunes o las compensaciones por no poder cosechar o la recogida de la cosecha antes de madurar ya estarán cubiertos por las medidas de emergencia, sujetas a los controles necesarios.

La retirada será "organizada a través de las organizaciones de productores", pero todos los agricultores podrán beneficiarse de las medidas de apoyo, de las que la UE pagará un 50 %.

Además, las medidas permitirán incrementar por encima del 5 % actual la producción que puede ser retirada para su distribución gratuita a bancos de alimentos, escuelas, hospitales y similares.

En este caso, la cantidad financiada por la Unión Europea puede llegar al 100 % de los costes, explicó el portavoz de la CE para Agricultura, Roger Waine.

En cambio, cuando las frutas y hortalizas se destinen a otros usos como fabricar abono o extraer energía, o cuando se proceda a su destrucción, la cantidad financiada por la UE se limitará al 50 %.

En cuanto a las frutas y verduras no recolectadas o recolectadas "en verde", las ayudas se pagarán "en un nivel que cubra, a lo sumo, el 90 % del nivel máximo de ayuda (el 50 % ya mencionado) para aquellas retiradas de mercado" que no son distribuidas de manera gratuita, según la legislación comunitaria.

La ayuda no se destinará a ningún Estado miembro en concreto, porque el objetivo de la medida esmantener los precios en el mercado europeo en su conjunto.

"Desconocemos los volúmenes que entrarán (para ser retirados) y por supuesto hay un precio diferente aplicable a diferentes productos", por lo que la ayuda "dependerá del producto y de la evolución de los mercados", explicó Waite en una rueda de prensa.

La situación del mercado para todos los productos afectados por el embargo ruso será abordada en otra reunión el viernes en Bruselas con expertos de los Estados miembros y del Parlamento Europeo (PE) y además en un consejo de ministros de Agricultura extraordinario el próximo 5 de septiembre.

La CE seguirá observando la evolución del mercado para todos los sectores afectados por el embargo y "no dudará a la hora de apoyar a más sectores altamente dependientes de las exportaciones a Rusia o de adaptar las medidas ya anunciadas, si fuera necesario", informó el Ejecutivo comunitario.

Seria amenaza

Desde manzanas polacas a melocotones griegos, los exportadores a Rusia podrían tener que recortar drásticamente los precios o destruir género.
Es lo último que quiere el Banco Central Europeo, mientras lucha con una economía plana y con temores de deflación.
George Polychronakis, de la asociación de exportadores griegos de fruta Incofruit-Hellas, por ejemplo, tenía 250 camiones de melocotones y nectarinas de camino a Rusia cuando llegó el embargo.
Grecia, un país duramente golpeado por la crisis económica, exportó 160.000 toneladas de fruta a Rusia el año pasado por valor de 180 millones de euros.
"Tendrán que venderlas a cualquier precio a países por el camino o traerlos de vuelta a Grecia, donde serán destruidas", dijo.
"El exceso de oferta tirará los precios de otros productos y eso tendrá un efecto dominó en todo el mercado. Hoy mismo fui al supermercado a comprar melocotones para mí y eran más baratos que hace tres días".
En una época normal, la amenaza de los precios bajos podría no importar a nivel macroeconómico.
Los alimentos suponen alrededor del 14 por ciento de la cesta de productos utilizados para calcular la inflación armonizada de la eurozona. Por sí solos, frutas y verduras suponen menos del 3 por ciento de esa cesta.
Pero esta no es una época normal. A pesar de tener los tipos en mínimos y de políticas de inyectar dinero, la inflación en la eurozona se encuentra en solo el 0,4 por ciento interanual, una cifra notablemente por debajo del nivel establecido por el BCE como referencia, el de justo por debajo del 2 por ciento, y además permanece atrincherada en lo que el banco llama "zona de peligro": por debajo del 1 por ciento.
Esto es antes de tener en cuenta el impacto por las sanciones.
Analistas de Deutsche Bank han rebajado una décima su pronóstico de inflación en la eurozona para 2015 al 1,1 por ciento, basándose en la prohibición de productos alimentarios europeos del mercado ruso y en su desembarco en la eurozona. Esperan que el efecto tenga lugar este otoño.
Este cierre de un importante mercado exportador amenaza además a sectores de la economía de la eurozona en un momento en el que el crecimiento ya es flojo de por sí.
En los dos primeros trimestres de este año el PIB de la eurozona no ha crecido, mientras que en tasa interanual solo ha subido un 0,7 por ciento.
En un intento de limitar los daños al sector agrícola, Polonia y otros países habían pedido a la UE que preparase planes para retirar la producción extra del mercado y así compensar a los agricultores.

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