Asistimos en la Región de Murcia a un rosario de
casos de corrupción política, que afectan fundamentalmente al Partido
Popular, y que en los últimos tiempos ocupan la mayoría de las portadas
de los medios de comunicación, en un espectáculo poco edificante para
cualquier ciudadano de bien.
No es de recibo que un Gobierno
regional tenga hoy en su seno a dos consejeros investigados por
presuntos actos de corrupción política, un delegado del Gobierno en las
mismas condiciones, una diputada regional con sentencia de condena y los
dos alcaldes de las principales ciudades de la Región, por poner
algunos ejemplos, sin que nadie asuma responsabilidad alguna, atacando a
fiscales y a jueces, amparando la ausencia de decisiones tras la
presunción de inocencia o debido a la considerable lentitud de la
Justicia.
El Partido Popular se equivoca, el cortoplacismo les
ciega y dañan con su actitud la democracia, extendiendo la mancha sobre
toda la clase política. No es una cuestión de presunción de inocencia;
es una cuestión de decencia. Debemos serlo y parecerlo. Aquellos que
ostentamos un cargo público, y que en muchos casos percibimos un salario
público, tenemos ese nivel de exigencia superior al de los demás
ciudadanos, pues tomamos decisiones que les afectan y estamos obligados a
defender el interés general, a dar cuentas, a actuar de forma ejemplar y
a responder cuando la sospecha se cierne sobre esa actuación.
La
constitucional presunción de inocencia lo es ante los tribunales; la
presunción política lo es ante los ciudadanos, desde los valores, desde
la ética, demostrando con firmeza que no caben, no ya los corruptos,
sino tampoco los sospechosos de serlo en el seno de la política, porque
eso nos perjudica a todos sin excepción.
No nos lo podemos
permitir. Como tampoco podemos permitir que sigan extendiéndose
privilegios o protecciones especiales en forma de aforamientos
universales, que nada tienen que ver con la figura de la necesaria
inviolabilidad del parlamentario respecto de los votos y opiniones que
emite durante su mandato. Todos somos iguales ante la ley y no caben
excepciones.
Los socialistas de la Región de Murcia lo tenemos
claro. Es tiempo de decisiones, de propuestas, de un debate sereno pero
urgente sobre cómo dar respuesta a este cambio imparable, con el mayor
de los consensos, pero eso sí, con la permanente exigencia de
responsabilidades a aquellos que miran para otro lado en dorados exilios
europeos, en la búsqueda de un efímero resultado a corto plazo, a costa
de condenar el futuro de la democracia y de las instituciones.
(*) Dirigente del PSRM-PSOE
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