Señora alcaldesa, es evidente que las obras del monasterio de San Ginés
de la Jara no se desarrollan a un ritmo que pueda impedir su ruina. Es
evidente, igualmente, que el convenio urbanístico con Hansa Urbana no es
el instrumento más adecuado para atajar los males de un edificio con
patologías muy graves y que precisa de una actuación expeditiva.
Han
pasado siete años desde que se firmó el convenio que se presentó, a
bombo y platillo, y lo ejecutado en San Ginés es tan insignificante que
casi no se aprecia. Ni la situación económica general, ni la situación
jurídica del entorno en que se encuentra el monumento, afectado por una
investigación penal y por un contencioso administrativo, en el que la
empresa alega que ha hecho «lo que el Ayuntamiento le ha pedido»,
auspician mayores ritmos de ejecución.
Porque ambas situaciones pueden
prolongarse largos años, que el edificio no podría soportar. Es preciso
adelantarse a los acontecimientos y evitar males mayores, y para ello
usted tiene todos los medios en su mano.
Tiene usted la titularidad del edificio, que aceptó en condiciones
precarias; un convenio urbanístico que teóricamente asegura la
recuperación del monasterio, pero que está condicionado por las obras de
urbanización; y dispone de unos avales que garantizan la ejecución de
las obras. Pero también tiene la responsabilidad moral, como alcaldesa
de Cartagena, de proteger el patrimonio histórico -el general y el
propio-, de acuerdo con las leyes.
Dispone usted de los medios técnicos, humanos y económicos necesarios
para hacer un proyecto arquitectónico de intervención inmediata;
establecer la estrategia legal más conveniente para proteger el Bien de
Interés Cultural (BIC), no solo a la luz de la legislación general sino
de la defensa del patrimonio histórico, a la que no ha recurrido hasta
ahora; y dispone usted de los medios económicos para costear una
ejecución subsidiaria, que después podría deducir de los avales o
requerir a Hansa, si procede, una vez se hayan resuelto los contenciosos
en marcha.
La legislación de patrimonio histórico le obliga a intervenir en
tanto que propietario, independientemente de sus compromisos con Hansa,
como ya le recordó el Defensor del Pueblo. Así se lo ha pedido la
Dirección de Cultura de la Comunidad Autónoma, y así se lo requerimos
formalmente desde Adepa hace ya dos años. La ejecución subsidiaria
podría estar ya en marcha, si hubiera usted prestado atención a tantos
avisos.
Por último, me permito recordarle que el BIC de San Ginés de la Jara
no está constituido solo por el monasterio, sino también por el entorno
ajardinado que lo circunda, en el que podrían intervenir los servicios
de jardinería municipales; y por las ermitas del monte Miral, que
pertenecen a otro propietario, al que también habría que urgir -y dar
ejemplo- para que detenga la ruina de los eremitorios, aún más avanzada
que la del monasterio.
Cartagena vive, en gran medida, en la actualidad del patrimonio
histórico. Por ello, es inexplicable que siga permitiendo usted que los
miles de turistas que visitan La Manga y nuestro litoral accedan al
mismo por ese «portal histórico» tan deteriorado que son la curva del
monasterio y las ermitas del monte Miral.
Juan Miguel Margalef, presidente de Adepa
(Asociación para la Defensa del Patrimonio)
Cartagena
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