viernes, 13 de junio de 2014

El picudo amenaza al palmeral de Abanilla

ELCHE.-El palmeral de Abanilla, que cuenta con cerca de 25.000 palmeras y es el segundo más importante de España tras el de Elche, se encuentra amenazado por el ataque del escarabajo picudo rojo (rhynchophorus ferrugineus), una especie invasora muy agresiva introducida en el país hace una década como consecuencia de la importación de palmáceas del norte de África.

La vulnerabilidad del palmeral ante el picudo, que afecta ya a 500 ejemplares y se propaga muy rápidamente, ha llevado al Ayuntamiento de Abanilla a constituir un grupo de trabajo para garantizar la conservación del palmeral, en el que participan la concejalía de Medio Ambiente, botánicos de las universidades de Murcia y Elche y representantes de empresas especializadas en el tratamiento y recuperación de palmeras.
También forman parte de la comisión de lucha contra el escarabajo técnicos de la dirección general de Medio Ambiente y de Sanidad Vegetal de la Consejería de Agricultura y la Asociación para la Custodia del Territorio (ACUDE), según han informado fuentes de esta organización conservacionista.
En la reunión constituyente, celebrada en la Universidad Miguel Hernández, el técnico de Medio Ambiente del Ayuntamiento, Juan Antonio Ramírez, ha presentado un primer diagnóstico del palmeral elaborado sobre los resultados de captura de ejemplares con las 70 trampas de feromonas que el ayuntamiento tiene repartidas en el bosque de palmeras.
Los miembros de la comisión trabajan en el análisis de los datos y en las próximas semanas presentarán estrategias para combatir el picudo y sobre las formas de financiar esta particular lucha contra el escarabajo invasor.
El palmeral de Abanilla está protegido desde 2010 por una ordenanza municipal, se localiza en una franja constituida por la Vega del Río Chícamo y ramblas y barrancos de su cuenca y constituye uno de los elementos más importantes del paisaje del municipio, además de ser un medio singular y un destacado recurso económico y turístico para la localidad.
Esa ordenanza municipal pionera en la Región, entre otros aspectos, obliga a los propietarios de cualquiera de estos árboles a solicitar permiso al Ayuntamiento antes de proceder a su tala, encapuchamiento o trasplante, salvo pena de multa de hasta mil euros.

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