sábado, 31 de mayo de 2014

El cambio político ya ha empezado en Murcia / Patricio Hernández Pérez *

Quedan pocas dudas de que el ciclo político está cambiando en nuestro país y también en la Región de Murcia. Las elecciones europeas no sólo han servido para elegir eurodiputados y debatir sobre las políticas europeas, incluso esto ha sido secundario por verse aún como escenario lejano y ser muy limitadas las posibilidades de influir en los verdaderos centros de decisión, que no se someten a elecciones.

En política los procesos no son automáticos, inmediatos. Las sociedades se toman su tiempo para digerir las medidas políticas que les afectan, pero acaban reaccionando. Las políticas de austeridad y recortes sociales, y la injusticia y el malestar social inmenso que han producido, han empezado a expresarse electoralmente. Y esta reacción no se va a detener.

La etapa de prolongadas mayorías absolutas del PP en la región han dejado un saldo de desempleo, pobreza, deterioro institucional, clientelismo y corrupción que ya es insoportable para la sociedad murciana. La situación tiene ciertos paralelismos con la de mediados de los noventa, que puso fin a la etapa de Gobiernos socialistas en España y en Murcia, aunque ahora es más grave por la dimensión de los problemas y las dificultades para afrontarlos.

Además, ahora se añaden al menos dos rasgos diferenciadores: no hay un único partido que pueda presentarse como alternativa política al desgaste del que gobierna, como hizo el PP entonces; y el descrédito de los partidos tradicionales y del sistema político e institucional en su conjunto es enorme, lo que implica que cualquier cambio ha de incluir una profunda mutación del sistema construido a partir de la Transición que permita reconstituir sobre nuevas bases democráticas la legitimidad perdida.

La quiebra electoral que ha supuesto el terremoto de la europeas, que los partidos del régimen intentan difuminar y presentar como coyuntural, es de dimensiones homéricas. Un sólo dato, por no abrumar con largas series, lo evidencia meridianamente: el PP ha perdido en Murcia entre las europeas de 2009 y las de 2014 el 44,6% de sus electores, casi 130.000 votos mientras, por su parte, el ya muy disminuido PSOE se veía abandonado por el 36,5%, más de 50.000 electores. Se está abriendo un nuevo ciclo político, y todo será diferente.

No sólo se ha agotado el programa del PP y su dilatada etapa de mayorías absolutas en Murcia. Es una manera concreta de gobernar dejando fuera a los ciudadanos la que está cuestionada radicalmente, es una forma de violencia política simbólica sobre la sociedad a través de leyes electorales injustas, de obscenas puertas giratorias, de falta de exigencia en la asunción de responsabilidades políticas, de complicidades amiguistas ilegítimas con un sector del empresariado, de presión política para que los medios no expresen la pluralidad de la sociedad, de amenazas autoritarias contra el ejercicio de nuestras libertades, de impunidad frente a la corrupción, de cínicos incumplimientos de promesas y programas, de partitocracia que todo lo ocupa, etc., y, por encima de todo ello, de insensibilidad criminal ante los problemas materiales básicos que impiden una vida digna para miles de personas empujadas a los márgenes de la exclusión social.

El momento clave para consumar el cambio de ciclo serán las próximas eleciones locales y regionales de mayo de 2015, en las que hay que completar al cambio de mayorías y de orientación de los gobiernos de la región, con la derrota del PP. Los términos de la derrota son la pérdida de las mayorías absolutas de que ha dispuesto hasta ahora. Este se ha convertido en el primer requisito de una política de cambio. Sólo así se podrá desmontar la estructura neocaciquil levantada por este partido y recuperar la igualdad de todos para el ejercicio de la participación política. Y por vez primera en dos décadas, aunque no es seguro, está a nuestro alcance.

Los resultados de las elecciones europeas también han demostrado que el impulso fundamental para el cambio ha de venir de la izquierda transformadora y de las redes de la indignación ciudadana herederas del 15M.

En la región de Murcia hace poco más de un año que constituimos una plataforma política, Convocatoria por el Cambio, para hacer posible el cambio político en la región desde la convergencia de los distintos actores políticos y sociales comprometidos con este objetivo desde los presupuestos de la radicalización de la democracia „la democracia real„ y la defensa de los bienes comunes frente a los procesos de expropiación social y de privatización que está imponiendo el modelo neoliberal hegemónico.

La injusta ley electoral de la región, con sus artificiales circunscripciones territoriales, asignación de escaños, porcentajes mínimos, reparto por la ley D´Hondt, etc. está diseñada para dificultar el cambio, favoreciendo a los grandes partidos, castigando la fagmentación del voto, y distorsonando gravemente la voluntrad popular expresada en la máxima democrática de un voto para cada ciudadano e igual valor para cada voto.

Convocatoria por el Cambio esta promoviendo la necesidad de un frente electoral amplio que incluya a IU y a esa fuerza emergente que es ahora Podemos, junto a otros partidos como Equo, los socialistas de izquierda de CLIAS, Republicanos, y otros partidos locales, junto a muchos ciudadanos críticos sin adscripción partidaria, capaz de ilusionar a un sector muy importante de la sociedad con el objetivo del cambio.

Esta posibilidad pasa ahora porque el debate en Podemos, cuyo éxito cambia muchas cosas, y en IU permita su cristalización, que en todo caso ha de hacerse por procedimientos que hagan compatible la riqueza de esa pluralidad con la radical participación democrática de los ciudadanos, con primarias abiertas y con garantías, no por acuerdos y repartos por arriba de las direcciones, de forma que no sólo se sumen voluntades sino que se multipliquen a través del protagonismo ilusionado de la gente, con el entusiamo cívico por el cambio. Las elecciones no lo son todo pero sería un error despreciarlas o contraponerlas a la movilización social.

El reto es muy grande y las dificultades también lo son, pero por vez primera estrá a nuestro alcance. Si fracasamos no podremos echar la culpa a nuestros adversarios. Será nuestra propia responsabilidad. El cambio político ya ha comenzado en Murcia, pero queda completarlo la próxima primavera. No hay tarea pública mas urgente ni más ilusionante, después de veinte años muy perniciosos de Gobierno del PP en la región.

(*) Presidente del Foro Ciudadano de la Región de Murcia

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