lunes, 7 de abril de 2014

Algo está cambiando en la Región de Murcia / Patricio Hernández *

Leo los comentarios de los lectores a la información de La Verdad sobre la intervención de Garre ayer mañana en la Asamblea Regional en el debate de su investidura. Todos los comentarios son muy críticos. Llevan ya varios días así. No parece organizado sino espontáneo. Las opiniones de los vídeos de este periódico también eran muy críticas con Valcárcel.  

La sucesión de noticias implacables, incontestables sobre la situación de la región, a la que nos ha conducido el gobierno del PP. Los grandes proyectos fallidos que ahora son grandes, prominentes, inocultables evidencias del desastre (el aeropuerto de Corvera, la desaladora de Escombreras, la televisión autonómica, el soterramiento, el inverosimil parque de la Paramount, Marina de Cope, Contentpolis, etc.), la falta de recursos en el presupuesto para satisfacer a nadie que debilitan el clásico clientelismo, la nueva amenaza de un recorte de 350 millones que ya está más allá de lo soportable, la pesadilla del déficit y la deuda que no para de crecer, la huida casi vergonzante de Valcárcel incumpliendo todo lo prometido, el espectáculo interno que está dando el PP en la sucesión, la corrupción omnipresente, el desprecio sobre la permanencia de los imputados en puestos de alta responsabilidad, la falta de medidas regeneradoras de la vida pública, la opacidad (ahí está la calificación del parlamento regional como el menos transparente del país), y la persistencia y agravamiento de la crisis social que es una realidad que cada día es más sangrante y que puede estar generando cabreo y rabia en muchos afectados dispuestos a castigar a los que creen responsables, etc.

La figura de Valcárcel parece estar en caída libre y sólo le salvará la proximidad de las europeas pues estoy por afirmar que conforme se perciba nítidamente la profundidad de su legado funesto se desmoronará y caerá estrepitosamente del pedestal al que ha estado subido estos largos años (como suele ocurrir con otros presidentes cesantes: Zapatero, Aznar, etc.)

Pero a todo esto hay que añadir la incapacidad de transmitir ilusión del nuevo presidente, como ya hemos comprobado en su primer discurso, que básicamente nos afrece un continuismo en decadencia y más recortes, sin que aparezca nada definitivamente nuevo o que suponga una inflexión en la situación. Y por último la tozuda realidad de los datos, las cifras y los hechos: no hay margen para nada, la administración regional está quebrada, todo depende de la magnanimidad de Montoro, el paro no va a retroceder significativamente con unas previsiones de crecimiento que están en un 0,2% para este año, todo está hundido tras los lastres impagables de Corvera, Escombreras, la autovia del Noroeste, los intereses de la deuda, etc. No parece más que una agonía prolongada y con otro director de la orquesta del Titanic.

Lo dicho: algo está cambiando en las corrientes profundas y en las más superficiales, las sensación que siempre se tiene cuando se va a producir un cambio de mayorías. Sólo las dificultades de la oposición mayoritaria le da una pequeña oportunidad al PP, pero quizás no sea suficiente para lograr la salvación, y nuevas fuerzas políticas irrumpan con fuerza en la escena política e institucional alterando la monotonía permanente con la que nos han terminado por aburrir y hartar. 

Y por último: tengo la convicción de que si pierden la mayoría absoluta en 2015 no gobernarán pues no encontrarán un socio estable para ello. Huelo el aroma estimulante del cambio político, aunque en medio de un marasmo social y de dificultades sin cuento, gobierne quien gobierne.

(*) Presidente del Foro Ciudadano

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