ALICANTE.- Los directivos de la CAM establecieron sistemas de incentivos
deliberadamente confusos y vinculados a variables ambiguas que les
permitían justificar fácilmente el cobro de estas remuneraciones casi a
su antojo, sin que los órganos de gobierno de la entidad pudieran
realizar un control efectivo de los mismos.
Así lo aseguran los peritos
del Banco de España designados por el juez Javier Gómez Bermúdez en el
informe que han elaborado para corroborar las denuncias formuladas en la
auditoría que la consultora PricewaterhouseCoopers (PwC) realizó para
el FROB, y que supone la base de la causa principal que se sigue contra
la excúpula de la Caja, según recoge 'Información'.
En dicho documento, los expertos
cuestionan el abono por parte de la entidad de casi 30 millones de euros
a la plantilla y los directivos en distintos conceptos cuya retribución
era variable y dependía de la evolución de las cuentas de la empresa.
Unos abonos que se realizaron aunque, en algunos casos, ni siquiera se
cumplían las propias fórmulas que los ejecutivos habían establecido,
para lo que se recurría a una aprobación extraordinaria por parte del
consejo de administración. Por eso los peritos no llegan a calificarlos
categóricamente de «ilegalidad» –algo que deberá decidir el juez– pero
sí hablan de pagos indebidos y del perjuicio económico que estas
decisiones ocasionaron en los balances de la CAM.
Se trataría de
las pagas de beneficios de los años 2010 y 2011; de las aportaciones
variables a los planes de pensiones de 2009 y 2011; de los incentivos
anuales de 2010; y el denominado bono a largo plazo, que permitió al
comité de dirección embolsarse 1,3 millones en diciembre de 2010, cuando
la caja ya se encontraba en plena agonía.
En el caso de los
incentivos anuales que cobraban buena parte de la plantilla, el informe
destaca que su abono estaba vinculado a la evolución del «margen
operativo consolidado», un concepto que no aparece en las cuentas
públicas que la Caja presentaba anualmente y que tampoco estaba definido
en ningún lugar. Es más, los peritos señalan que «no consta que esta
variable fuese conocida y aprobada por el consejo de administración
(...), circunstancia que facilitaba la justificación de que los
objetivos se habían cumplido».
Así se pone de manifiesto, también, en un
correo que un subalterno dirige al entonces director de Planificación,
Teófilo Sogorb, en el que se exponen diversas alternativas para calcular
el «margen operativo contable» de forma que el resultado permitiera el
pago de los incentivos correspondientes al año 2010 a pesar de haber
sido un año nefasto; uno de los pagos que directamente cuestionan los
peritos por su «arbitrariedad» y que supuso a la Caja 2,2 millones.
Por
otra parte, la auditoría cifra en 5,5 millones el perjuicio a la Caja
por haber contabilizado los incentivos como salario fijo. Consideran que
el modo en que se contrató la póliza que garantizaba rentas vitalicias
millonarias a trece miembros del comité de dirección supuso a la entidad
ese quebranto económico tras rescatar 26 de los 57 millones pagados.
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