PANAMÁ.- Un estudio ha encontrado, otra vez, contaminación en los acuíferos
subterráneos producida por un sistema de fractura hidráulica de
extracción de gas natural.
La industria busca nuevos modos de extraer hidrocarburos debido a que el precio de los combustibles fósiles es cada vez más alto y estos son cada vez más escasos. Hay métodos no convencionales de obtener esos hidrocarburos, uno de ellos es la extracción de gas de esquisto por el método de fractura hidráulica o fracking.
Este método sería una alternativa para obtener gas natural. El gas
natural es una fuente de energía que ya no es barata, pero que produce
menos emisiones que otras basadas en combustibles fósiles. Además se ha
invertido mucho capital en plantas de energía basadas en este recurso.
Sin embargo, la extracción de gas de esquisto es polémica debido a
las sospechas más que fundadas de que esta técnica de extracción
contamina las aguas subterráneas. Ahora un grupo de investigadores de la
Universidad de Duke ha confirmado nuevamente este punto.
La fractura hidráulica consiste en perforar miles de pozos e
introducir una mezcla de agua, arena y productos químicos por él. Esto
provoca fracturas en las rocas que hay debajo y el gas natural que hay
allí contenido, que normalmente no se puede extraer de modo
convencional, escapa a través de ellas y es recolectado.
El problema es que si los pozos no están perfectamente sellados
el gas natural y los productos químicos empleados pueden filtrarse a los
acuíferos circundantes. Para evitar este punto normalmente estos pozos
están recubiertos por tubos de acero y además se vierte hormigón a su
alrededor.
Este grupo de investigadores tomaron muestras de agua de pozo en
141 casas en seis condados del noreste de Pennsylvania. Muchas de las
muestras contenían metano, pero aquellas que se tomaron cerca la zona de
extracción presentaban niveles seis veces superiores en promedio.
Además los niveles de etano eran 23 veces superiores que en las casas
lejanas. También se encontraron trazas de propano. Han publicado sus
resultados en Proceedings of the National Academy of Sciences.
El metano se puede producir de forma natural, pero hay maneras de
distinguirlo del producido por una contaminación de este tipo. En
concreto los isótopos de carbono implicados son distintos. Los
microorganismos que producen metano (metanógenos) usan preferiblemente
los isótopos de carbono ligeros frente a los pesados. Además los
microorganismos no producen etano o propano.
Este punto, junto a la relación de distancia a la explotación,
indica que la contaminación detectada no era de origen natural y que
estaba producida por la explotación de fractura hidráulica.
Pese a que los autores del estudio sugieren que el problema se podría llegar a solucionar con mejoras en la explotación, algunos como Fred Baldassare, dueño de ECHELON Applied Geosciences, o Lisa Molofsky, de GSI Environmental Consulting (una consultora que trabaja para la industria), no están de acuerdo con el estudio, el método y su resultado.
Conflicto de intereses obvio
Por otro lado en NewScientist se hacen eco de un estudio de la
Agencia Internacional de la Energía (IEA) según el cual para 2016 la
energía eólica, solar y otras formas de energía renovables generarán a
escala global más energía que el gas natural y doblarán la generada en
plantas nucleares.
China liderará esta tendencia con un 40% de crecimiento entre 2012 y 2018 en renovables.
Sin embargo se necesitarán cambios sustanciales en las políticas sobre el asunto para evitar que el planeta se caliente debido a nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. El umbral de peligro y punto de no retorno se estima en los dos grados centígrados.
Se ha propuesto que el gas natural haga de puente en la
transición de energía debido a sus más bajas emisiones si lo comparamos
con el carbón o petróleo, pero se estima que esta transición dure de
tres a cuatro décadas. Esto dificulta que se eviten las emisiones
excesivas y que se evite el calentamiento excesivo antes mencionado.
En otro informe de la IEA se advierte que las plantas térmicas basadas en combustibles fósiles ya proyectadas nos ponen en los fatídicos 2 grados. Sólo teniendo en cuenta el caso de China, se prevé que alcance el pico de sus emisiones en 2025 para luego declinar, pero seguirá dependiendo del carbón para la mitad de sus necesidades energéticas en 2050.
En un estudio anterior se ponía de manifiesto que ya es más
rentable construir e instalar aerogeneradores de energía eólica que
construir plantas de gas natural, así que no deja de ser sorprendente
que se siga apostando por la quema de combustibles fósiles para la
generación de electricidad, ni que se arriesgue la integridad de las
aguas subterráneas debido a unos métodos de explotación de gas más que
discutibles.
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