CALASPARRA.- El hidrogeólogo Francisco Turrión ha dicho en el Centro Cultural de esta población que en la cuenca del Segura
“vivimos sobre una mar de aguas subterráneas”, del que se desconoce su volumen
total. Desmintió las ideas circulantes sobre el déficit hídrico en
nuestra Región, pues, dijo, “nos faltan por sumar unos 800 Hm3. que no
se computan”. E hizo referencia a que las reservas de aguas subterráneas
en las cuencas de Socovos, Hellín, Jumilla, Yecla, Villena, Calasparra,
Cazorla… superan los 50.000 hm3. Y, si no se utilizan, es porque
“nuestras aguas subterráneas están secuestradas por disposiciones
oficiales”.
Turrión se mostró partidario de que se concedan
autorizaciones para apertura de pozos a pequeños agricultores, pues eso
no va a afectar significativamente al nivel de nuestros acuíferos.
Tras esta introducción, pasó a exponer sus conocimientos sobre la
técnica de fractura de rocas para la extracción de hidrocarburos
(fracking, en inglés). La autorización en zonas de nuestra Región parte
de un acuerdo de la consejería de Universidades, Empresa e Investigación
(BORM número 105), por el que se autoriza a la multinacional Gas and
Oil Capital SL el permiso denominado “Escorpio”, para el inicio de
prospecciones en los términos de Cehegín, Calasparra y Moratalla,
aunque el territorio afectado
es mayor.
La técnica extractiva, que se conoce también como ’fracking’,
consiste en perforar un pozo verticalmente unos cientos o miles de
metros hasta llegar a la capa de roca de la que pretende extraer el gas.
Una vez en dicha capa, se procede a perforación horizontal, uso de
explosivos para romper la roca e inyección de una mezcla de agua, arena y
decenas de productos químicos muy tóxicos. Después se recoge un
porcentaje variable de esta mezcla y se extrae el gas que se libera de
la roca.
A pesar de ser una técnica relativamente nueva en Europa, hay ya una
experiencia de su uso en Estado Unidos por varios años, la cual ha
destapado los alarmantes riesgos ambientales y para la salud asociados
al uso del fracking. Entre los casos claramente demostrados, se citan:
el uso de aditivos químicos en los pozos; la contaminación de acuíferos
por gases ascendentes, y la presencia de sustancias radioactivas (radón)
en los sótanos de las viviendas en una cantidad que duplica los límites
normales.
En nuestra Región, otros riesgos para la salud y el medio ambiente
son, además, los terremotos inducidos por las inyecciones que pueden
representar un grave riesgo en una zona activa sísmicamente como la
Cuenca del Segura.
Afirmó este hidrogeólogo que no se ha demostrado que el fracking sea rentable en
Europa, pero es que, además, la Ley de Aguas española, en sus artículos
97 y 100, prohíbe la inyección de todo tipo de contaminantes en el
terreno. La Dirección General de Política Interior de la UE exige
también la “participación pública en la toma de decisiones”.
Francisco Turrión concluyó: “Tenemos agua para siempre”.
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