CARTAGENA.- El pasado viernes, a los 91 años, falleció Pedro San Martín Moro, principal precursor y padre de la arqueología en Cartagena, junto al también ya desaparecido Antonio Beltrán.
Nacido en Valladolid en 1921, Pedro San Martín obtuvo en 1953 el título de arquitecto por la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid. Tras preparar oposiciones, en 1954 fue destinado a la Delegación de Hacienda de Cartagena como arquitecto, donde descubre su pasión y vocación por la arqueología.
El mismo año que llega a la ciudad es designado comisario local de Excavaciones Arqueológicas, desde donde acomete numerosos proyectos, intervenciones y prospecciones, y toma el relevo de Antonio Beltrán en
la defensa del estudio y conservación de los restos arqueológicos que
aparecen a través de las numerosas intervenciones que se realizan en el
Casco Histórico.
A él se le atribuye en gran medida el desarrollo del primer Museo Arqueológico creado por Antonio Beltrán y del que fue director a partir de 1956 hasta su jubilación, así como la preservación de numerosos restos in situ, dentro de la trama urbana, y accesibles al público.
El Decumano, el Teatro Romano, el Anfiteatro, las Termas Romanas, el Parque Arequeológico del Molinete, la Catedral Antigua y
, por citar los más importantes, han tenido que ver con la labor
investigadora y arqueológica de Pedro San Marín, al que los arqueólogos
de la ciudad consideraban como el padre de la arqueología cartagenera.
A él se debe también el descubrimiento en 1967 de la necrópolis de San Antón, donde por iniciativa suya el Ayuntamiento construyó la actual sede del Museo Arqueológico alrededor del yacimiento para permitir su conservación in situ, inaugurado en 1982.
La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Cartagena, dentro de los actos conmemorativos del 70 aniversario de
la creación del primer Museo Arqueológico Municipal en 1943 por Antonio
Beltrán, tenía previsto rendir este año, en vida, un homenaje de
reconocimiento y gratitud a Pedro San Martín Moro, una persona que a
pesar de su gran labor, siempre se mantuvo a un nivel muy discreto.
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