miércoles, 26 de diciembre de 2012

Valcárcel, demediado y catastrófico / Pedro Costa Morata *

La sentencia del Tribunal Constitucional (STC) que declara inconstitucional y nula la tristemente célebre disposición adicional octava (DA8) de la no menos famosa, y aborrecida, Ley regional del Suelo de 2001 (esa de las Actuaciones de Interés Regional como Covaticas y Marina de Cope), vuelve a exponer en su desnudez jurídica y política a un Gobierno regional en imparable caída por la pendiente de la incompetencia y la arbitrariedad. 

Es una pena que esa STC no haya podido contemplar y enjuiciar, calificándolo, el fondo del asunto: que la incrustación alevosa de la DA8 en aquella ley tenía como principal objetivo la destrucción del Parque Regional de Cabo Cope-Puntas de Calnegre para destinar las miles de hectáreas desprotegidas a una macro urbanización rapaz y escandalosa.

Cuando el presidente Valcárcel, representación en carne y verbo de ese vértigo y ese gafe, dedicó hacia mayo pasado su última fanfarronada sobre la macro urbanización Marina de Cope, mirando al tendido vociferante de logreros ansiosos de despedazar ese reducto de luz, naturaleza y resistencia, le advertí que si persistía seguramente ese proyecto y ese espacio serían su tumba política. 

Ahora, tras este serio varapalo que, reincidente, se ha tomado un tanto a la ligera, a juzgar por sus declaraciones, y reuniendo este cronista en la memoria sus continuos fracasos, que vienen siendo victorias, sin embargo, para el medio ambiente, el sentido común o la ética pública, no he podido evitar representarme a su Gobierno como a la tripulación de un barco pirata que, con vías de agua por doquier, sigue mandado por un capitán seriamente maltrecho y disminuido que ha ido perdiendo, en provocaciones y combates caprichosos, ahora un ojo, luego un brazo, después una pierna? pero que continúa en su empeño de otear objetivos por depredar.

Pero, incapaz de cambiar de rumbo y de objetivo, a este presidente le quedan amargos trances por atravesar, que serán otros tantos triunfos para quienes le hacemos frente, cara y escarnio. Que se prepare para lo que le vaya a deparar esa grotesca ocurrencia de la Paramount, ese proyecto irresponsable del aeropuerto o esa batalla que nos brinda por El Gorguel. 

La pena, que con indignación sentimos, es que no se le podrá hacer económicamente responsable de cuanto sus fracasos políticos suponen para el erario público: ya nos gustaría que él (y los innumerables corifeos que lo jalearon) tuviera que pagar por la ruina de la autopista Cartagena-Vera. 

«No hay marcha atrás con la autopista», fue su respuesta a nuestras luchas, denuncias y recursos, sabiendo que era un derroche injustificable, aparte de una grave cuchillada en el territorio; o que se le exija algo parecido cuando haya de ejecutarse ese aval infame a favor de la concesionaria del aeropuerto, aval de cuyos contenidos no ha querido dar cuenta ni siquiera tras la interposición de nuestros recursos administrativos y contenciosos.

Tras su rotunda victoria electoral de mayo de 2011, sobre la que recordará que le envié mi más sentido pésame por considerar que para usted debía resultar insoportable tanto éxito y tan abrumador margen para la discrecionalidad, le sugería que se retirara cuanto antes: que gesto de grandeza suele ser no apurar las victorias (y en su caso lo habría sido también de prudencia inteligente).

Porque si persiste seguirá cosechando desastres, que volcará en nuestras espaldas como suele, agravando nuestro empobrecimiento económico, moral y ambiental. Si se aparta (prometo no acusarle de huir) su partido podrá colocarlo en algún limbo bruselense, de igual o parecido lustre como eso de las Regiones que tanto brillo le viene dando; o alguna regalía de las que se reserva el liberalismo procaz de sus correligionarios; o un buen premio de empresas agradecidas como Iberdrola, esto es un suponer: siento por esta empresa una invencible debilidad, que aunque vuelvan a fracasar sus proyectos en esta heroica Marina de Cope no debiera ignorar los entusiastas servicios que usted le ha querido prestar. (¡Cómo no aprovechar para decir al señor Valcárcel que aquella lucha antinuclear de 1974, de la que ni se enteró ni hubiera compartido, sigue produciendo réditos de dignidad y demuestra ser generadora de fervores en las nuevas generaciones!) 

El presidente debiera prometerse para este 2013 (que ya le aseguro que no sólo va a ser ingrato para la ciudadanía sino también para usted y su partido) que se disminuirá y esfumará, y que apurará las últimas oportunidades de quitarse de en medio y poder así echar la culpa de lo que se le viene encima a quienes le sucedan, por fieles y continuistas que resulten (además de a Zapatero, claro).

(*)  Ecologista, ingeniero y profesor universitario

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