lunes, 15 de octubre de 2012

BMN trata de venderle a la 'troika' pura ingeniería contable y el viejo cuento de la lechera

MADRID.- Los bautizados popularmente como “hombres de negro” de la misión del FMI se van a quedar en España hasta el próximo 26 de octubre para seguir muy de cerca el proceso de rescate  a los bancos españoles.

Desde hoy el Banco de España empieza a evaluar formalmente los planes de recapitalización de los cuatro grupos ya nacionalizados, Bankia, Novagalicia, CatalunyaCaixa y Banco de Valencia, además de Popular, Banco Mare Nostrum (con activos de unos 68.000 millones de euros
), Ibercaja, Liberbank y Caja 3, que en conjunto necesitarán 53.745 millones de euros.

A expensas de la definición final del banco malo que absorverá los activos tóxicos inmobiliarios, el supervisor, en coordinación con la Comisión europea y el BCE deberá valorar en las próximas semanas si los planes son creíbles o no.

Mientras tanto, BMN (Banco Mare Nostrum) contempla unas ayudas públicas inferiores a 500 millones en su plan de recapitalización, según fuentes conocedoras de la situación. El resto, hasta los 2.208 millones de déficit de capital detectado en los test de estrés, se conseguirá mediante el traspaso de activos al banco malo, la recompra de preferentes y la venta de participadas, unidades de negocio y cartera de renta fija.

La fusión de las cajas de Murcia, Granada, Sa Nostra y Penedès contempla devolver esas ayudas en un plazo de cinco años, el tiempo que estima necesario para poder cumplir todas las desinversiones que contempla su plan. “Un plazo más reducido no sería realista”, comentan las fuentes consultadas por 'El Confidencial'.

La entidad que preside Carlos Egea considera que este plan es creíble, viable y sólido, y que ofrece suficientes garantías de devolución de las ayudas públicas en ese plazo de cinco años. El plan se basa en la continuidad de BMN en solitario, aunque no descarta protagonizar una fusión si llega a un acuerdo con otra entidad. En lo que va de año, ha mantenido conversaciones con varias cajas y bancos medianos, sin que ninguna haya fructificado.

El plan de recapitalización de BMN se divide en dos partes. La primera es lo que la entidad denomina “desonsolidación”, que comprende el traspaso de sus activos tóxicos al ‘banco malo’ y la venta de participaciones industriales. Entre las dos operaciones, espera reducir sus necesidades de 2.200 a 900 millones.

En cuanto al ‘banco malo’, estima que tendrá un impacto neto positivo en su capital. Este impacto es doble para todas las entidades: por un lado, la salida de los activos tóxicos reduce los activos ponderados por riesgo (APR, el denominador de la ratio de capital), lo que inmediatamente incrementa el nivel de capital y reduce el déficit. Pero si estos créditos e inmuebles se transfieren a un precio inferior al valor en libros menos provisiones, generan una pérdida que incrementa las necesidades de capital.

En el caso de BMN, estiman que el impacto neto será beneficioso para la entidad dado su elevado nivel de provisiones. En todo caso, el plan se basa en unos precios hipotéticos de traspaso de los activos, puesto que todavía no se ha determinado el precio definitivo, que es objeto de un duro debate entre la banca española y la troika, como ha informado El Confidencial.

Respecto a las participaciones industriales, la entidad posee el 18,1% de Miquel y Costas, el 7,5% de Fersa, el 2,6% de Rovi, el 0,55% de Iberdrola, el 0,34% de Campofrío, el 0,05% de Gas Natural, otro 0,05% de Repsol, el 0,03% de Telefónica y el 2,5% de Uralita. En total, están valoradas en unos 315 millones, aunque su aportación al capital dependerá de la plusvalía o minusvalía que acumule en cada una.

La segunda parte se denomina “mitigación” y contempla una serie de actuaciones para reducir esos 900 millones a menos de 500. En primer lugar, un plan de gestión de híbridos (preferentes y subordinada). La entidad ya realizó un canje de preferentes por depósitos para particulares, valorado en 2.000 millones, y ahora pretende recomprar o amortizar a valor distinto del nominal otra emisión de 400 millones en manos de institucionales.

Asimismo, pretende vender parte de su cartera de renta fija, ya que, como todas las entidades españolas, tiene fuertes posiciones en deuda pública nacional. Y también intentará enajenar algunas unidades de negocio como la de medios de pago, algo que han hecho otras entidades, aunque no siempre con éxito: el Popular ha tenido que retirar esta medida de su plan de negocio ante la imposibilidad de llevarla a cabo antes de junio. Eso sí BMN se da cinco años para conseguirlo.

Ahora, este plan tiene que ser aprobado por el Banco de España y, lo que es más importante, por la troika (BCE, Comisión Europea y FMI), a la que será remitido esta semana. Se prevé que el capital público exacto que recibirán las entidades españolas se conozca a mediados de noviembre.

Además de las necesidades de capital, la entidad formada por Caixa Penedés, Caja Murcia, Caja Granada y Sá Nostra ha presentado una serie de despidos y prejubilaciones al igual que el cierre de varias oficinas.

“Los ajustes que realizamos antes, con un ERE incluido y la bajada generalizada de sueldos, ayudará a que la reestructuración actual no sea tan dura”, dicen fuentes de la entidad.

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