martes, 4 de septiembre de 2012

Rescate intelectual / Editorial de El Pajarito.es

Visto el panorama un mes después, la verdad es que los murcianos necesitamos un rescate más intelectual que otra cosa, en vista de que al consejero económico Bernal no le parece que los millones que pide para pagar vencimientos de deuda pública puedan ser considerados intelectualmente un rescate. Ir a ver la luz, como ha hecho este verano el antropólogo por la UCAM Ruiz Vivo en Tierra Santa, no implica la iluminación de las cabezas de nuestros tan veteranos como desgastados gestores populares. La traca final de agosto –con haber sido generoso el mes en pirotecnias bochornosas tipo Latbus y cheques de la Católica para el Óbolo de San Pedro– fue el traspaso de la tele autonómica al juzgado de lo Social, adonde seguramente no irá el retén que queda de enchufados por vena, que serán reubicados en algún reducto parasitario de los que pueblan la administración regional. La traca incluye además anuncio de restricciones para Onda Regional, donde resiste como puede un grupo de buenos profesionales que nunca, desde que se creó la emisora, se han merecido ese castigo de jefes y comisarios que los políticos les han colocado.

Otro día hablaremos aquí más largo y tendido sobre los juguetes rotos y los cadáveres que el ahora antropólogo cristiano y diputado regional ha ido dejando en su accidentada carrera profesional y política, pero está claro que la radio y la televisión regional y el mismo Valcárcel le deben momentos impagables, tan dignos de estudios doctorales como de los juzgados de guardia. El fiasco mayúsculo no va a ser para la peña de ladrilleros y promotores de la caspa que componen GTM, cuya compensación la pagamos todos, sino para los trabajadores de a pie de la casa, que van a ser zarandeados con esa ligereza que la reforma laboral ha propiciado. Desde este periódico les recordamos que Elpajarito.es está abierto a sus aportaciones sobre ese grupito que decidía los informativos al dictado o sobre los episodios de la caja tonta autóctona que les venga en gana.

Cosas veredes en esta Región del caos, la desidia y la pandereta. Desde el corte de luz por falta de pago en cuatro oficinas del Servicio de Empleo y Formación –con el exconsejero Valverde al frente de Iberdrola territorial– el mismo día del anuncio funeral de la tele autonómica, al amigo murciano del Vaticano más retrógrado, quien, además de semental, presume de realizar donativos millonarios desde una institución a quienes las autoridades murcianas –en un vano intento por ganarse el cielo– han regalado los bienes y el patrimonio de todos a un visionario de los negocios que en su día tuvo que salir por pies de España, aunque ahora se empeñe en disfrazar su exilio con una misión pastoral que no excluyó la función reproductora.

La maquinaria propagandística con la que se sustenta desde hace tres lustros el poder político que ha acabado arruinando a esta Región –con la bien pagá complicidad de los periódicos– se empeña en vender como éxitos sonados fracasos como el la política turística –patético Ujaldón desmintiendo estadísticas, siguiendo al guía Bernal desmintiendo a los economistas– y, en el colmo de la desvergüenza, emitiendo insulsas notas de prensa sobre supuestos logros en la atención de las personas mayores, en la mejora de las redes tecnológicas y hasta en la creación de un título oficial de FP de técnico de fútbol, que es lo que nos faltaba. Las cortinas de humo y las maniobras de distracción se han hecho norma fija en San Esteban para la protección de Valcárcel, cuya imagen de hermosomío entre las abuelas se desvanece ante la extraordinaria progresión de su incompetencia, que bien podría ser ya objeto de un manual para votantes desavisados.

El fin del verano no parece que vaya a enfriar los ánimos a pesar del creciente desaliento que, a base de palos, recortes y manos a las carteras vía impuestos, está extendiéndose entre las clases populares (con perdón), sino que, en vista de los fiascos pendientes –aeropuerto de Corvera, intervención de facto de la Comunidad, impago a dependientes, etc.– y de las investigaciones judiciales en marcha –Cámara, sin ir más lejos–, predicen un otoño más que movido. 

En efecto, el rescate necesario es intelectual, que los murcianos despierten de ese letargo anestésico que, a base de eslóganes huecos, pancartas y propaganda para bobos, los dirigentes políticos han ido inoculando como un veneno en la gente. Se trata de recuperar, al menos, la dignidad de ciudadanos y de enviarles a sus casas y, en su caso, a los tribunales. Estaremos en ello.

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