lunes, 23 de julio de 2012

Esperando el telegrama / Ramón Cotarelo *

El presidente del gobierno está, como acostumbra, escondido. El gobierno, siguiendo su valeroso ejemplo, también. Hasta la legión de fascistas que tienen contratada de trolls para aburrir a las ovejas en las redes está callada. 
La comunidad de Valencia, esquilmada, expoliada, arruinada merced al ejemplar gobierno de Camps, (que Rajoy quería aplicar en el resto de España con esa inteligencia que lo caracteriza) pide rescate al gobierno de España que, a su vez, está pendiente de que lo embarguen y desahucien por incompetente, bravucón y manirroto. Detrás de Valencia, Murcia, otro ejemplo de robo y latrocinio institucionalizado como impronta de la sabiduría de la derecha. Y cuando la realidad no deje otro remedio a Aguirre que decir la verdad del desastre que ha organizado en Madrid a base de despilfarros propagandísticos, dádivas, corrupciones, el panorama será ya desolador.
Mientras estuvieron en la oposición se ensañaron con el gobierno; no le prestaron ayuda alguna sino, al contrario, lo torpedearon cuanto pudieron. Una vez que son ellos quienes gobiernan se ha comprobado no ya que son una pandilla de incompetentes y reaccionarios que solo sirven para suprimir derechos de las gentes, sino un puñado de desalmados sin escrúpulos que, como los especuladores de los mercados, habían apostado porque España cayese (dicho por ese Montoro, cuya infamia, al parecer, no lo obliga a dimitir) para así hacerse con el poder. Y como gobierno, probablemente el peor que haya tenido este país jamás, incluidos los de Aznar, que ya es decir.
Dado su férreo control sobre unos medios de comunicación (incluidos los públicos a los que manipulan hasta arruinarlos) sin la menor decencia, el PP todavía tiene engañada a una parte de la población en España. Pero en Europa, al no funcionar la censura pepera, ya los tienen calados. 
Mañana la prima de riesgo decidirá la fecha exacta del rescate. 
Rajoy debiera presentar su dimisión acto seguido.

(*) Catedrático de Ciencia Política en la UNED

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