MADRID.- BMN, una entidad de tamaño mediano surgida de la fusión de Caja
Murcia, Sa Nostra, Caja Granada y Caixa Penedès, busca pareja para un
nuevo matrimonio de conveniencia porque el tiempo apremia. Si no
encuentra una solución de aquí al lunes 11 de junio, corre el peligro de
que el Banco de España niegue su visto bueno al plan que le presente
para limpiar su balance de activos tóxicos. Y sólo tiene hasta el 30
para cerrar una fusión. Sin novio, BMN podría verse abocada a recabar
ayudas públicas, a juicio de 'El Economista'.
El Gobierno ha dictado este año dos decretos de
reforma financiera que imponen a las entidades la realización de
provisiones. Con el último se ha incrementado notablemente el esfuerzo,
lo cual fuerza a la fusión a las entidades de tamaño medio para evitar
las pérdidas que podrían tener por el elevado nivel de provisiones
exigido.
Además, por esta vía se consigue un año adicional
para completar el proceso. Hasta hace unos meses, BMN había intentado
hacer la travesía en solitario. Tras el último decreto de reforma -se
aumentaron las exigencias- y después de haber perdido la oportunidad de
fusionarse con Ibercaja -una de las cajas más saneadas que finalmente
optó por Liberbank-, BMN busca pareja.
Le interesaba el Banco de
Valencia, pero la incógnita sobre cuándo se producirá la subasta de este
último resta todas las posibilidades de unión. Ante esta situación, los
responsables de la entidad han establecido contactos con Popular, La
Caixa y Unicaja. El problema es que los tres están inmersos en procesos
de absorción de otras entidades y no necesitan más alianzas.
BMN no
puede buscar cualquier pareja y crear un banco zombie, que oculte la
situación real, y el Estado tendrá que poner dinero para evitarlo.
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