domingo, 4 de marzo de 2012

La gran banca piensa que BMN pierde garantía sin otra fusión

MADRID.- Han pasado 22 años desde que Emilio Botín, presidente del Santander, acabara con las famosas “comidas de la banca” y han vuelto los “desayunos de grandes bancos y cajas”. En 1989 se reunían los siete grandes (el Banco Bilbao, el Vizcaya, Banesto, el Santander, el Central, el Hispano Americano y el Popular), hasta que se lanzaron las supercuentas, recuerda hoy 'El País'. 

Ahora se juntan los seis que mandan: el BBVA y el Santander (representados por Ángel Cano y Alfredo Sáenz, consejeros delegados), el Popular (con el presidente Ángel Ron) y los advenedizos al poder, Banco Sabadell (con Josep Oliu) y las dos grandes cajas convertidas en bancos, Caixabank (Isidro Fainé) y Bankia (Rodrigo Rato). La primera cita fue en noviembre y la última el 22 de febrero. La Asociación Española de Banca (AEB) acogió el evento, con su presidente, Miguel Martín, como anfitrión.

Las citas de los ochenta tuvieron un carácter corporativo con sospechas sobre acuerdos de precios contrarios a la libre competencia. Las actuales, promovidas por Sáenz, sirven para compartir opiniones y actuar como lobby que presione ante el Gobierno y el Banco de España. Es un intento de que todos mantengan una posición común aunque no lo hagan en grupo, sino en sus contactos individuales con las autoridades.

Mientras desayunaban, el ministro de Economía, Luis de Guindos, anunciaba en el Parlamento un código de buenas prácticas para flexibilizar los desahucios y comprometer a la banca en la solución de este problema social. Un tema de debate para otra reunión. Según fuentes financieras, la estrella del encuentro fue la reforma del Gobierno, que recibió críticas de calado por considerar que provocará problemas de difícil solución. El comentario generalizado fue que las provisiones exigidas son muy elevadas, lo que ha colocado a demasiadas entidades en una situación muy delicada, para las que no habrá suficientes compradores sanos, ni con ayudas.

Los presentes coincidieron en que se debía haber tenido más cuidado al aplicar una medicina tan amarga “porque, a diferencia de los años ochenta y noventa, ahora el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) no tiene capacidad financiera ni de gestión para quedarse con tantos activos dañados que pueden no interesar a nadie”.

 Además de las entidades nacionalizadas (Unnim, CatalunyaCaixa, Novagalicia y Banco de Valencia), hay grupos que necesitarán fusionarse para seguir con garantías (BMN, Banca Cívica, Liberbank, Caja España y quizá Bankia). Algunos sugirieron que hubiera sido mejor separar las entidades no viables y buscarles una solución individualizada “antes de aprobar una reforma que ha debilitado a todos”. Algunos analistas creen que el rechazo se debe a que el FGD necesitará mucho dinero, y lo pagarán los bancos, tras obtenerlo de sus clientes.

En el desayuno se sugirió que hubiera sido más práctico cargar más las provisiones sobre los pisos (y no sobre el suelo) porque hubiera facilitado la salida al mercado de viviendas. Tampoco se vio con claridad el futuro de las ayudas públicas a través de bonos convertibles en acciones (conocidos como cocos). Ante la falta de compradores, el Estado podría terminar siendo propietario de paquetes de acciones de distintas entidades, lo que quizá abra la puerta al regreso de la banca pública. 

Al margen del decreto, el sector se quejó, unánime otra vez, de la normativa española que exige hasta 10 veces más capital que la europea por los créditos, cuestión contable que ayuda a cerrar el grifo. Además, varios criticaron los embates del Gobierno contra el sector, que ha generado un sentimiento de “chivo expiatorio”.

Una de las conclusiones fue que las fusiones frías de 2010 “en muchos casos solo sirvieron para juntar entidades enfermas que han creado un problema más difícil de solucionar”. Fuentes financieras apuntan que algún grupo podría intentar deshacer esas uniones para reducir activos problemáticos y encontrar fusiones con más facilidad, pese a la complejidad jurídica del proceso.

La reestructuración se complica más porque la cúpula del Banco de España está de salida, apuntaron algunos. Quizá Guindos tome las riendas para animar fusiones, recordando los viejos tiempos del gobernador Mariano Rubio, aunque ayudado por técnicos del Banco de España. Como en los años ochenta, la banca vuelve a hacer piña.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay tarados que sueñan ser lo que no han podido ser y no se apean de su realidad virtual