domingo, 1 de enero de 2012

Una experta cree que un segundo seísmo en Lorca tendría consecuencias terribles por el miedo

MURCIA.- Las consecuencias de un segundo terremoto en Lorca de las características del ocurrido el pasado 11 de mayo de 2011 serían "terribles", puesto que el diagnóstico general de la población es el "miedo, porque han visto peligrar su vida y su situación personal", según ha explicado a Europa Press la vicedecana del Colegio Oficial de Psicólogos de Murcia, vocal de Psicología Clínica y de la Salud y vocal de Psicología de Emergencias, Urgencias y Catástrofes, Ángela Ruiz.

   En su opinión, la población lorquina "aún no ha conseguido superar la situación que ha vivido y todo es muy reciente, Lorca está en obras y la gente sigue desalojada".
   Aunque espera que las cosas vayan volviendo a su cauce y se restablezca la normalidad, ha puesto de manifiesto que se trata de "una emergencia de tipo psicológico, ya que toda la población ha sufrido en alguna medida una situación de estrés".
   Cuando la media normal para diagnosticar un estrés postraumático son seis meses, Ruiz ha apuntado que en este caso el límite es flexible, ya que "toda la población se ha visto afectada".
   Pero transcurrido ese tiempo, más o menos, hay que comprobar si los síntomas han ido despareciendo, como si se concilia mejor el sueño, si se recuperan los hábitos normales y el apetito, ya que en caso de no ser así o incrementarse, habría que acudir a profesionales de la salud mental.
   Por ello, esta psicóloga ha considerado que no se puede establecer una pauta general sobre cuándo los lorquinos lo superarán, ya que no es lo mismo una persona que ha perdido a alguien, que otra que perdió su casa o enseres de la misma.
   Cuando el pasado 11 de mayo tembló la tierra en Lorca, desde el Colegio de Psicológos de Murcia se brindó todo el apoyo posible para colaborar en estas tareas. Desde el primer momento, la decana, María José Catalán, ofreció el Grupo de Intervención Psicológica en Desastres y Emergencias, formado específicamente para emergencias.
   Al principio, ha recordado Ruiz, "reinaba el caos, la población estaba en la calle y había mucho pánico y estrés", de manera que las primeras funciones que estos expertos realizaron se centraron en desplazarse hasta distintos barrios para instalar carpas y examinar a la población.
   Igualmente, se habilitó un teléfono de atención a las víctimas al objeto de gestionar ayudas, atención a consulados, información de familiares, estado de las viviendas. Otros compañeros se dedicaron a tomar contacto con los familiares de las víctimas mortales, que estaban "gravemente afectados".
   Aunque la ayuda psicológica se concentró en la ciudad, personas que estaban en Cartagena, Águilas y Murcia, entre otros lugares, "se habían encontrado desprovistas de esta atención", por lo que se contactó con profesionales para que pudieran ser atendidas.

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