viernes, 10 de diciembre de 2010

San Esteban: la lucha continúa / Antonio Galiano *

Hoy, 9 de diciembre, es una fecha muy especial para nuestra Región y para la ciudad de Murcia. Hace justo un año, el arrabal andalusí de San Esteban se salvó de su destrucción o al menos de una severa mutilación por parte de las autoridades que debían conservarlo. Aunque los hechos sean bien conocidos, conviene repasarlos y recordarlos.

Cuando en la tarde del 9 de diciembre del 2010, el presidente Valcárcel anuncia que no se construirá un aparcamiento en el hasta entonces jardín de San Esteban y que se respetarán y musealizarán los restos musulmanes encontrados, algo cambió en la historia de la conservación del patrimonio murciano.

Tanto la Administración local como la regional habían desdeñado los restos encontrados (primero negando que los hubiera, más tarde empequeñeciendo su importancia, y más tarde y siempre a regañadientes aceptando conservar tan sólo una parte) en aras de un objetivo que para ellos era prioritario: la construcción del aparcamiento. No era una política nueva sino la misma de absoluto desprecio hacia el patrimonio arqueológico que se había manifestado ya en ocasiones anteriores. Tampoco era una novedad que surgieran grupos de conservación del patrimonio que intentaran impedirlo. La novedad fue que en la lucha desigual de unos y otros, las autoridades frente a los grupos pro-patrimonio, la victoria fue de los segundos.

La diferencia más significativa estuvo en la participación ciudadana, la afluencia cada vez mayor a los llamados Abrazos a San Esteban organizados por el profesor García del Toro, el uso de las redes sociales para denunciar la destrucción que se iba a cometer, miles de personas que se iban agregando al grupo formado en Facebook.

Que estuviera en el centro de Murcia no permitía la impunidad ni hacía tan fácil el apagón informativo, y aunque las autoridades ponían valla tras valla para impedir que se conociera la verdad, el movimiento ciudadano colocaba una cámara web desde un edificio vecino para controlar cualquier movimiento sospechoso. Al mismo tiempo se iniciaba una denuncia ante la justicia para impedir que se cometiera ese atentado contra el patrimonio. Todos esos actores y factores agudizaron sus contradicciones en la mañana y tarde de aquel 9 de diciembre. A través de la cámara web se pudo observar como se empezaban a desmontar y trasladar los restos encontrados, los ciudadanos organizados en la Plataforma crearon una barrera humana que impedía salir a los camiones y por otra parte se ponía en conocimiento del Seprona lo que estaba sucediendo; unas horas más tarde se produce la intervención judicial que a instancias de la fiscalía paraliza el desmontaje.

La intervención de Valcárcel, aunque pretendía haber tomado la decisión previamente, no era sino el reconocimiento de la derrota en su manera de gestionar las cuestiones del patrimonio. Hasta ese momento, ante cualquier aparición de restos se priorizaba el interés económico a muy corto plazo, el hechizo debido a la burbuja especulativa hacía que se construyera más y más, sin orden ni previsión alguna, pero después del día 9 debía empezar una nueva etapa de adecuado respeto al patrimonio histórico y con una gestión que tuviera en cuenta a la ciudadanía y no tratara de engañarla.

Lamentablemente, la etapa que se inició tras el día 9 no cambió radicalmente las cosas existentes. El movimiento ciudadano ya había sido advertido en su día por Luzón, una de las eminencias de la arqueología española, que avisó de los peligros que se ciernen sobre un yacimiento de este tipo. Incluso después de haberlo salvado de su destrucción inmediata, la oposición ciudadana debe continuar con su vigilancia para evitar que la desidia de la Administración consiga a largo plazo lo que no ha conseguido en breve. Algo así pasó y sigue pasando en San Esteban desde entonces y hasta estos momentos.

Lamentablemente, el yacimiento ha quedado casi olvidado por la Administración, que muy poco ha hecho desde entonces. Los mismos gestores, que aprobaron e intentaron su destrucción primero y cuando eso se reveló imposible, su mutilación, siguieron en sus puestos. Resulta escandaloso que ni siquiera al día de la fecha haya sido declarado BIC. La misma apertura del expediente de BIC se retrasó durante meses y ahora se dilata sin explicación su aprobación. El yacimiento se deterioró por las abundantes lluvias del invierno y después por la sequía veraniega. Más tarde se inició su enterramiento por medio de gravilla de un tamaño excesivo. Por supuesto que, como nos tiene acostumbrados esta consejería, no faltan rimbombantes proyectos y declaraciones. Primero fue la creación de una Comisión de Expertos y ahora un concurso de ideas para la musealización. Siempre un anuncio de medidas y pocas veces algo concreto.

La crisis económica que en nuestra región se agudiza con una situación angustiosa de las cuentas, no ayuda tampoco para nada. En los presupuestos regionales para el 2011 no existe una partida específica importante para San Esteban. Es cierto que se reducen todos los apartados, pero si hubiera una voluntad inequívoca se podría hacer un hueco para el yacimiento lo mismo que se hacen para los proyectos estrella del consejero como son el PAC o el SOS.

Hoy, manifestación. Por todo eso, para que no se pierda irremediablemente lo que se consiguió hace un año, el movimiento que se organizó con el nombre de la Plataforma para la Conservación de los Restos de San Esteban organiza hoy una concentración en las cercanías del yacimiento, para, por un lado conmemorar lo que sucedió hace ya un año, y por otro reivindicar la conservación y musealización de los restos.

Simbólicamente, la concentración se realizará en la calle Almudena, la que une el yacimiento (es decir, el pasado) con la Gran Vía (es decir, el presente).

(*) Miembro de la Plataforma en Defensa del Yacimiento de San Esteban

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