¿Por qué mataron al empresario en crisis Jerónimo Roca?

CARTAGENA.- La Guardia Civil no cree que los asesinos de Jerónimo Roca fueran a robarle, no cree que los asaltantes tuvieran intención de robar en la imponente casa del empresario. El delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Murcia, Rafael González Tovar, afirma que los agentes se basan para sostener esta teoría en que, pese a que en el chalé había gran cantidad de objetos de gran valor, los encapuchados no se llevaron nada.


Fuentes de la Guardia Civil confirmaron al diario 'La Opinión' que están trabajando «en otras hipótesis» y no se descarta que el móvil del crimen fuera una deuda económica. La línea de investigación apunta a que los encapuchados acudieron a la vivienda presumiblemente con el fin de darle un ´aviso´ a Roca para que pagara una deuda.

Según fuentes policiales, no queda tan claro que fueran con intención inicial de matar al empresario, sino que también se contempla que a los sospechosos se les fuera la mano.

Los hechos ocurrieron en la madrugada del domingo, cuando la víctima, de 62 años y fundador de la empresa Cárnicas Franvi, dormía junto a su esposa en su vivienda de Cuesta Blanca. Era la víspera del día en que el empresario iba a asistir al bautizo de su nieta.

En un momento dado, dos encapuchados entraron por una ventana rompiendo la mosquitera, accedieron a la habitación del matrimonio, maniataron a la mujer y dispararon al empresario, que murió en el acto, con una escopeta de cañones recortados.

Francisco, el hijo de Jerónimo Roca, cuyo funeral se celebró hoy en Cartagena, asegura que "mis padres no forcejearon en ningún momento con los ladrones. Accedieron a todo lo que les pedían los encapuchados".

Los familiares reconocen que el negocio no pasaba por su mejor momento, aunque aseguran que el cabeza de familia «cumplía con todos sus compromisos». También relatan que los dos presuntos autores del crimen entraron por la única persiana de la casa que no estaba bloqueada.

«Los sospechosos no tenían como móvil el robo, puesto que hay objetos de muchísimo valor que estaban en la casa y que no fueron sustraídos», insiste González Tovar.

En el entorno del fallecido se está centrando la atención de los investigadores guardias civiles: antiguos empleados y otros empresarios con los que había tenido negocios, y que podían haber salido descontentos de esa relación, pero ni siquiera personas cercanas a la propia familia se están librando del escrutinio, asegura 'La Verdad'. No se descartan detenciones incluso en las próximas horas. Los policías judiciales han logrado reconstruir con bastante exactitud cómo se desarrolló el asalto a la vivienda.

La certeza se basa en el convencimiento de los agentes de que la elección de la vivienda no fue aleatoria y de que los delincuentes tenían cuentas pendientes con su víctima. Y el enigma a descifrar es si su intención inicial era cobrar esa supuesta deuda, y el asunto se les fue de las manos y acabaron matando al industrial cárnico o, al contrario, si el único móvil era acabar con su vida.

Los encapuchados se mostraron en todo momento muy agresivos. «¡Paga lo que debes!», fueron los repetidos gritos que, según relató más tarde la esposa de Jerónimo, escuchó proferir a los delincuentes.

La Policía Judicial analiza ahora el contenido de varios vídeos de cámaras de seguridad, recogidos en la zona donde se produjo el homicidio, y reconstruye la vida del industrial, con el fin de averiguar con quién podía tener cuentas pendientes.

Los principales sospechosos de inducir este asesinato "parecen estar muy identificados y localizados a tenor de todo el material, testimonios y actitudes manejados ya por la Benemérita, por lo que antes de acabar la semana el crimen podría estar resuelto en sus motivaciones, inductores y autores", se nos asegura desde la Comandancia de Murcia.

Un empresario arriesgado

Jerónimo Roca Ros, de 62 años, casado y con cuatro hijos (tres varones y una mujer), consiguió hacer dinero con la industria cárnica Franvi, además de con otros negocios relacionados con la hostelería.

Pero no siempre las cosas le fueron fáciles, ya que en su trayectoria profesional se encontró con algunos contratiempos importantes, como verse imputado en el denominado 'fraude de los borregos' -se le acusó de pedir subvenciones europeas para unas ovejas que en realidad no habría tenido-, aunque acabó siendo absuelto.

Además, sus empresas fueron objeto de inspecciones de la Seguridad Social por la sospecha de que estaba empleando a inmigrantes en situación irregular.

Su asesinato ha llevado ahora a los policías judiciales de la Guardia Civil a rastrear minuciosamente en la forma de llevar sus negocios, con el fin de determinar si esas relaciones empresariales o laborales han podido dejar cuentas pendientes con algunas personas, hasta el punto de explicar que éstas fueran capaces de asaltar su casa y amenazarle con un arma para que les pagara, revela hoy 'La Verdad'.