Capital Europea de la Cultura es un título conferido por la Comisión y el Parlamento Europeo a dos ciudades de dos países que van rotando entre los Estados miembros, que tienen durante un año la posibilidad de mostrar su desarrollo y vida culturales. Para 2016 optan España y Polonia. 16 ciudades españolas son candidatas, entre ellas Murcia.
Prácticamente todas las regiones están representadas. Muchas de ellas trabajan desde hace años para transformar sus estructuras culturales y ser reconocidas en el ámbito internacional.
En IU-Los Verdes concebimos el proyecto en clave de oportunidades. Proyecto común de la ciudadanía, de la estructura social y de los grupos políticos de la ciudad que requería de un proceso de reflexión y planificación sobre cuál es nuestro modelo cultural y hacia dónde queremos avanzar. Durante años el modelo municipal ha dejado a un lado la cultura y se ha centrado en las fiestas, la llamada cultura popular, estupenda cantera de votos.
Nada ha cambiado en esta legislatura pese a contar con concejalía específica. La escasa inversión presupuestaria mantiene la cultura en el último eslabón de la política municipal. La triste imagen del Teatro Romea, cerrado durante tres temporadas, es un ejemplo claro. Este pobre modelo se refleja en una candidatura presentada tarde, sin web propia, con un logo improvisado hace un año, apenas impreso en documentos oficiales. La trayectoria de la candidatura hasta su presentación el pasado 12 de julio refleja cuatro señas de identidad de la política municipal del PP.
-Sin participación. Nadie conoce este evento ni las posibilidades potenciales para la ciudad, lo que impide a la ciudadanía apreciar su valor e implicarse. El ciudadano callado es mejor ciudadano. Tampoco se ha respetado la participación de los grupos políticos, incumpliendo un acuerdo del Pleno (a iniciativa de IU-LV) para formar una comisión para consensuar estrategias. En su lugar, y tres días antes de la finalización del plazo, se nos convocó para invitarnos a presentar "sugerencias" a un proyecto comunicado verbalmente porque todavía no se había terminado de redactar. Está usted leyendo correctamente.
-Sin planificación. No existe diagnóstico de partida que nos diga dónde estamos para determinar dónde queremos llegar, porque no interesa que revele nuestros bajos niveles de formación, de lectura, de asistencia a espectáculos, así como carencias de infraestructuras y de inversión en materia cultural.
-Sin coordinación entre administraciones. Ni rastro de acuerdos con otros ayuntamientos para incorporar sus eventos culturales importantes a todo un año de capitalidad. Nada que consensuar con nuestra administración regional, cuyo consejero de Cultura aparece en el proyecto como ´crítico de arte´ . Y, por supuesto, ni mencionar al ministerio de Cultura si no es para acusarle de favorecer a otros.
-Sin propiciar apoyos. Apenas unas pocas adhesiones a última hora (cajas, universidades, algunos artistas), mientras otras ciudades suscriben convenios con empresas, organizaciones y particulares con aportaciones económicas. Algo opinarán los sectores económicos de Murcia sobre esta oportunidad despreciada.
Por algo el 12 de julio el alcalde Cámara no quiso oficiar la presentación de un programa de fiestas con hilo argumental forzado, mediocre, sin financiación prevista, mero trámite dentro de un paripé denominado plan Murcia 10 que él mismo lanzó en septiembre como parte de un plan 2010-2015 para convertir a Murcia en «ecocapital innovadora y solidaria» y «referencia cultural a todos los niveles».
Prácticamente todas las regiones están representadas. Muchas de ellas trabajan desde hace años para transformar sus estructuras culturales y ser reconocidas en el ámbito internacional.
En IU-Los Verdes concebimos el proyecto en clave de oportunidades. Proyecto común de la ciudadanía, de la estructura social y de los grupos políticos de la ciudad que requería de un proceso de reflexión y planificación sobre cuál es nuestro modelo cultural y hacia dónde queremos avanzar. Durante años el modelo municipal ha dejado a un lado la cultura y se ha centrado en las fiestas, la llamada cultura popular, estupenda cantera de votos.
Nada ha cambiado en esta legislatura pese a contar con concejalía específica. La escasa inversión presupuestaria mantiene la cultura en el último eslabón de la política municipal. La triste imagen del Teatro Romea, cerrado durante tres temporadas, es un ejemplo claro. Este pobre modelo se refleja en una candidatura presentada tarde, sin web propia, con un logo improvisado hace un año, apenas impreso en documentos oficiales. La trayectoria de la candidatura hasta su presentación el pasado 12 de julio refleja cuatro señas de identidad de la política municipal del PP.
-Sin participación. Nadie conoce este evento ni las posibilidades potenciales para la ciudad, lo que impide a la ciudadanía apreciar su valor e implicarse. El ciudadano callado es mejor ciudadano. Tampoco se ha respetado la participación de los grupos políticos, incumpliendo un acuerdo del Pleno (a iniciativa de IU-LV) para formar una comisión para consensuar estrategias. En su lugar, y tres días antes de la finalización del plazo, se nos convocó para invitarnos a presentar "sugerencias" a un proyecto comunicado verbalmente porque todavía no se había terminado de redactar. Está usted leyendo correctamente.
-Sin planificación. No existe diagnóstico de partida que nos diga dónde estamos para determinar dónde queremos llegar, porque no interesa que revele nuestros bajos niveles de formación, de lectura, de asistencia a espectáculos, así como carencias de infraestructuras y de inversión en materia cultural.
-Sin coordinación entre administraciones. Ni rastro de acuerdos con otros ayuntamientos para incorporar sus eventos culturales importantes a todo un año de capitalidad. Nada que consensuar con nuestra administración regional, cuyo consejero de Cultura aparece en el proyecto como ´crítico de arte´ . Y, por supuesto, ni mencionar al ministerio de Cultura si no es para acusarle de favorecer a otros.
-Sin propiciar apoyos. Apenas unas pocas adhesiones a última hora (cajas, universidades, algunos artistas), mientras otras ciudades suscriben convenios con empresas, organizaciones y particulares con aportaciones económicas. Algo opinarán los sectores económicos de Murcia sobre esta oportunidad despreciada.
Por algo el 12 de julio el alcalde Cámara no quiso oficiar la presentación de un programa de fiestas con hilo argumental forzado, mediocre, sin financiación prevista, mero trámite dentro de un paripé denominado plan Murcia 10 que él mismo lanzó en septiembre como parte de un plan 2010-2015 para convertir a Murcia en «ecocapital innovadora y solidaria» y «referencia cultural a todos los niveles».
3 comentarios:
Pues si el concepto de cultura que tiene la izquierda no va más allá de las batucadas y el flamenco-fusión, no sé qué moto nos quiere vender este hombre.
Es una idiotez, que no cuela, ponerle esas etiquetas a la idea de cultura de la izquierda. Podrá usted engañar a otros, quizás. En todo caso, intente rebatir una sola frase del artículo, si es capaz.
¿Comparamos la actividad cultural municipal en los 80, mucho menos prósperos que la época popular, con la actual?
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