Y es que recientemente se ha producido un aumento considerable de las picaduras de medusa en las playas del Pilar de la Horadada y Torrevieja, aunque, hoy por hoy, según Franco, "no existe ningún problema". Por lo que, advirtió, "las medusas ya estarían otra vez en la distancia, mar adentro".
Lo que es de prever "es que siga así, aunque dependerá también del clima, que últimamente varía mucho. Si vuelve a entrar un levante fuerte y éstas continúan enfrente de la costa, es posible que vuelvan a salir".
Franco señaló que la previsión realizada respecto a que iba a haber un menor número de medusas este año se refería al Mediterráneo y que según los datos obtenidos se está cumpliendo. Sin embargo, a su juicio, eso no impide que haya un gran número de medusas en algunas zonas como Elche y Cataluña, tal y como ha pasado, ya que se preveía que en estos lugares iba a haber más problemas.
Previsiblemente, las medusas seguirán llegando a las costas mientras sigan soplando vientos de norte y noroeste, y se alejarán cuando se impongan los del sur.
Con respecto al número de medusas que han llegado a las costas españolas, el experto asegura que en el Mediterráneo hay menos que otros años, sobre todo con respecto a 2007, cuando había medusas de la especie 'pelagia noctiluca', que es la que más problemas da por todo el Mediterráneo y en cualquier playa, y que causa más dolor, "aunque no es peligrosa".
Franco comenta que la distribución prevista de este tipo de medusas, desde Baleares hasta Cataluña en 2008 y 2009, seguía siendo la misma pero en una cantidad mucho menor, y además, asegura que en Baleares apenas están teniendo incidencias.
La medusa 'pelagia noctiluca' es una medusa de la clase de los escifozoos, de distribución atlántica y mediterránea, que ocupa preferentemente hábitats pelágicos pero que puede formar enjambres que llegan a la línea de costa.
Su implicación en la aparición de plagas de medusas tiene, en resumen, cuatro posibles causas, cuya ponderación en relevancia varía según el incremento en nutrientes en mares y océanos, por vertidos de fertilizantes y de aguas negras de los núcleos urbanos, lo que acentúa la disponibilidad de nitrógeno y fósforo en los mares.
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