Las decisiones del todopoderosos dicen que que son inescrutables, que no se pueden saber o averiguar. Las del presidente de la Comunidad de la Región de Murcia a veces son tan imprevisibles que terminan por resultar kafkianas.El buen hombre, cual Juan Palomo, se monta hace unos meses el reajuste de su gobierno regional con el argumento de la crisis económica. Se alarga el tiempo y parece que ha encontrado salida y fecha. “El viernes celebro el último Consejo de Gobierno de este equipo, el lunes, coincidiendo con el veranillo de San Miguel o de los membrillos, hago el anuncio oficial y el martes toman posesión los nuevos consejeros”.
La hoja de ruta funciona hasta el jueves por la mañana. Ha hablado con los que siguen y también con los que salen. En San Esteban se trabaja preparando el Consejo de Gobierno con un veintena de puntos, los consejeros aprietan agenda para dar apariencia de normalidad y en algunos casos de balance y el presidente come con Francisco Camps, su homónimo valenciano en Torrevieja. En los postres insiste, en que el viernes se celebrará el último consejo de gobierno del equipo.
Pero el buen hombre llegó a media tarde a su despacho en San Esteban y sonaron todas las alarmas. El Consejo de Gobierno con veintitantos puntos después del trabajo burocrático se quedó sin convocar. Se lo había pensado mejor e iba a hacer el ajuste en media hora. Deprisa y corriendo se localizó a la titular de Hacienda para que los nombramientos se publicaran en el BORM.
El “fichaje tapado” se encontraba en el funeral de una persona muy querida. A los cesantes se lo había dicho un día antes con fecha del lunes. A algunos de los “continuantes” hubo que localizarlos por la noche para decirles que lo del martes se había adelantado y tenían que jurar a las diez de la mañana del viernes, hora y media antes de la solemne apertura del curso de la Universidad de Murcia.
Explicaciones, ninguna, porque ¿quién pide explicaciones en la Región de Murcia a Ramón Luis Valcárcel, presidente de un PP monolítico, con abrumadora mayoría en la Asamblea Regional?.
El cambio de opinión se produjo tras la comida en Torrevieja con Camps. Dicen que quizás la comida, la sobremesa, la digestión, el viaje de vuelta o los malos resultados del Real Murcia pudieron influir.
“Hay muchas filtraciones y no quiero que al final me descubran la sorpresa”, dicen que fué la justificación que argumentó para adelantar su ajuste, en referencia al fichaje del economista Salvador Marín.
Cosas de Valcárcel.
Pero el buen hombre llegó a media tarde a su despacho en San Esteban y sonaron todas las alarmas. El Consejo de Gobierno con veintitantos puntos después del trabajo burocrático se quedó sin convocar. Se lo había pensado mejor e iba a hacer el ajuste en media hora. Deprisa y corriendo se localizó a la titular de Hacienda para que los nombramientos se publicaran en el BORM.
El “fichaje tapado” se encontraba en el funeral de una persona muy querida. A los cesantes se lo había dicho un día antes con fecha del lunes. A algunos de los “continuantes” hubo que localizarlos por la noche para decirles que lo del martes se había adelantado y tenían que jurar a las diez de la mañana del viernes, hora y media antes de la solemne apertura del curso de la Universidad de Murcia.
Explicaciones, ninguna, porque ¿quién pide explicaciones en la Región de Murcia a Ramón Luis Valcárcel, presidente de un PP monolítico, con abrumadora mayoría en la Asamblea Regional?.
El cambio de opinión se produjo tras la comida en Torrevieja con Camps. Dicen que quizás la comida, la sobremesa, la digestión, el viaje de vuelta o los malos resultados del Real Murcia pudieron influir.
“Hay muchas filtraciones y no quiero que al final me descubran la sorpresa”, dicen que fué la justificación que argumentó para adelantar su ajuste, en referencia al fichaje del economista Salvador Marín.
Cosas de Valcárcel.
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