lunes, 1 de enero de 2007

¿Hacia dónde camina la Región de Murcia?


José Ramón Jara Vera
Portavoz del PSRM-PSOE

Una de las principales responsabilidades de los gobiernos –sean locales, regionales o nacionales– es crear el ambiente necesario para que la economía funcione adecuadamente y los ciudadanos puedan vivir con dignidad de su trabajo. Las distintas experiencias históricas han demostrado que los gobiernos no deben sustituir a los empresarios, y mucho menos entrar en oscuras connivencias, pero sí están obligados a establecer reglas de juego claras y transparentes para asegurar a todos ellos la igualdad de trato, y a enfocar la orientación económica hacia el beneficio colectivo.

En la Región de Murcia vivimos una situación económica teóricamente buena pero que tiene, a mi juicio, los pies de barro y está condenada a estallar si no corregimos rápidamente sus graves defectos estructurales. Los altos índices de empleo y crecimiento económico se basan en un modelo simple: ausencia de reglas, permisividad absoluta para casi todo, construcción masiva y apoyo a la agricultura intensiva en las grandes explotaciones (que requieren muchísima mano de obra no cualificada y es altamente rentable). La especulación sobre el suelo añadida (en los diez últimos años ha aparecido tanto suelo recalificado como existía hasta entonces) ha hecho inmensamente ricos a unos pocos –aunque haya habido migajas para muchos– haciendo aparecer una clase de “nuevos ricos” que han invertido a su vez en mayor especulación y mayor construcción salvaje.

La recalificación masiva y la construcción de “resorts” está destruyendo los espacios naturales de la región, y acabando con los “encantos turísticos” que precisamente se esgrimen como reclamo publicitario. Los extranjeros pueden hablar raro, pero no son tontos: pronto dejarán de comprar viviendas en una región llena de asfalto, que no ha sabido además planificar su crecimiento y empieza a generar ya problemas de tráfico, saturación de hospitales, ausencia de centros escolares etc. No se está invirtiendo en turismo, no está ahí el negocio: sólo en la venta del pisito, y después ya no hay beneficios para nadie; sólo gastos para la sociedad que deberá soportar una población más o menos estable, improductiva y consumidora de servicios e infraestructuras.

El capital regional ya no invierte en industria; ¿para qué, si con una inversión mucho menor es posible, en muy corto plazo, alcanzar beneficios inmensamente mayores, y sin arriesgar nada ni competir en el mercado?. Por eso nuestro tejido industrial tradicional se ha desmoronado en los últimos años, y por eso estamos perdiendo el tren de las nuevas tecnologías, de la innovación, del desarrollo tecnológico. En porcentajes relativos la industria va pesando cada vez menos en nuestra región, si exceptuamos la directamente ligada a la construcción y que para pervivir necesita forzosamente de ésta.

La agricultura tradicional también ha entrado en crisis: ya no es rentable, ni puede competir con las enormes producciones, mucho más modernas, de las grandes empresas agrícolas; o con los precios mucho más bajos del norte de África. La Consejería de Agricultura de Murcia ha acabado con los programas de apoyo a la pequeña explotación agraria que puso en marcha el lamentablemente fallecido Antonio León en época del gobierno regional socialista. El Consejero Cerdá se pasa todo el día hablando de agua, pero no toma una sola medida para proporcionarla a los campos (está construyendo una desaladora y ya ha dicho que es sólo para las nuevas urbanizaciones), y además sabe que el verdadero problema de la agricultura regional no es la falta de agua, sino la falta de competitividad y de precios para los pequeños agricultores.

El modelo de construcción masiva y agricultura intensiva en grandes explotaciones necesita, forzosamente, de abundante mano de obra, a precios muy bajos y en absoluto estable: de ahí la necesidad de admitir a miles de inmigrantes, esos mismos que la derecha desprecia frecuentemente y a la que hace culpable de la inseguridad ciudadana…

Si no ponemos remedio, cuando dentro de unos años, no muchos, el suelo se haya agotado, la región no soporte más habitantes y el deterioro de los servicios y del medio ambiente frene la demanda de vivienda se producirá un parón terrible de la economía regional y se generarán grandes bolsas de desempleados, nacionales e inmigrantes, que provocarán además (ahora sí) enormes problemas de inseguridad ciudadana… ¿de qué vamos a vivir los murcianos entonces?. No podremos acudir a la industria, porque ya no existirá, y habremos perdido además el tren de las nuevas tecnologías. Tampoco podremos mirar a la agricultura familiar, porque ni quedará suelo agrícola (todo se habrá vendido, y estará en manos de las grandes empresas o construido) ni al turismo, porque el barato habrá huido a los países del Este y al Norte de África, y el caro y de alta calidad a los países que hayan sabido cuidar su entorno y hacerlo atractivo…

Es necesario que los murcianos despertemos de una vez, que reconozcamos que el modelo de Valcárcel, que no es otro que la falta de modelo, el “laisser faire” a los grandes intereses especulativos, no provoca más que un espejismo de riqueza, un encarecimiento del suelo y de la vivienda y un abandono de la inversión realmente productiva. No podemos seguir permitiendo el saqueo de esta región, porque está en juego el futuro no ya lejano, sino el más inmediato.

Se hace necesario un nuevo gobierno regional que apueste firmemente por la economía productiva, por la reindustrialización, por la agricultura familiar de alta calidad más que la de producción masiva, por el turismo rentable y respetuoso y por la construcción ordenada para que tenga futuro, y no sólo pasado. Necesitamos un nuevo gobierno regional radicalmente honrado, que apueste por la regeneración de la vida pública y el establecimiento de fronteras inviolables entre lo público y lo privado, entre el interés general y el interés particular. Necesitamos un nuevo gobierno regional sin plomo en las alas ni lastre en los bolsillos, que no tenga más servidumbre que la de todos los ciudadanos, que establezca reglas de juego económico iguales para todos y se permita así, de verdad, la competencia y el libre mercado.

Ese nuevo gobierno, que no me cabe duda llegará muy pronto, no tendrá por delante una tarea nada fácil: la defensa del interés público y la lucha contra los privilegios nunca lo ha sido; pero es tan necesario como el aire que respiramos. Nos jugamos el bienestar de todos los murcianos, y aún estamos a tiempo de evitar el colapso.

Águilas Press

Siempre habrá "proceso"


Francisco M. Martínez

El “proceso” nunca se podrá romper, porque siempre “se está” en proceso. Siempre ha habido y siempre habrá proceso. Quienes acusan al presidente del Gobierno español, J.L. Rodríguez Zapatero, de instalarse en la “banalidad” política y en una “inconsistencia” intelectual que pone en “gravísimo” riesgo al Estado de Derecho español (como ha dicho el director del diario Abc, J.A. Zarzalejos) porque sigue repitiendo –también tras el atentado del 30-D en la Terminal 4 de Barajas- que no se “rompe” el proceso, pretenden que el sentido común e histórico desaparezca en la mente del actual presidente del gobierno y en el pensamiento de la mayoría de los ciudadanos, cuando nunca lo han pretendido antes, es decir, en los prácticamente treinta años de Democracia española, y cuando, es más, han participado activamente en dicho “proceso” cuando han asumido responsabilidades de poder o han asumido intelectualmente desde la tribuna esas responsabilidades.

El “proceso” es intrínseco a la existencia del nacionalismo extremista vasco que utiliza la amenaza, la violencia, la extorsión, el asesinato y, en suma, el terrorismo. Y el proceso es “político” porque el terrorismo de ETA y el activismo de HB es “político”. La política “criminal” de la banda terrorista y la negación política de “condenar” los crímenes son una realidad que sería de necios negar. Es un error negar que las pretensiones de ETA y HB son “políticas”.


Pongamos un ejemplo histórico y cercano: Sería de una fatuidad consistente negar que Franco no fue un general que hizo “política” y que su dictadura militar no fue “política” además de criminal. Y lo sería igualmente negar que el “proceso” abierto, incluso antes de su muerte, sigue abierto y lo seguirá estando por mucho tiempo.

Quienes niegan al actual gobierno español su “potestad” de seguir actuando en el “proceso” le acusan también de “jactancia” al haber dicho, un día antes de que la tregua fuera “rota” por el atentado de Barajas, de que “se estaba mejor que hace uno año” y que “se estará mejor un año después”. ¿Quién es el necio que puede negar que el 29 de diciembre de 2006 los ciudadanos estábamos mejor porque se habían sumado otras 24 horas sin haberse producido ningún atentado de la banda terrorista? ¿Quién es el irresponsable “agorero” que pretende que estemos peor dentro de un año? ¿Quién se obstina en negarle a priori la eficacia a quienes han sido facultados, llamados y obligados a dirigir la lucha antiterrorista?

La obstinación del director de El Mundo, P.J. Ramírez, es acusar de “ignorancia” al Ministerio del Interior que dirige Pérez Rubalcaba, ya que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado no “supieron” detener previamente a los autores del atentado de Barajas. Qué soberano disparate la de este famoso periodista al exigir inexcusablemente a Rubalcaba conocer cuanto plan asesino pergeñe la serpiente asesina de ETA. Sólo los intereses también “políticos” del director de El Mundo pueden sostener tal exigencia el mismo día de la comisión del atentado de Barajas sin que se hayan dilucidado antes las circunstancias de tipo pericial que pudieran dar cobijo a alguna sospecha de negligencia operativa.


Por la misma regla de tres, el director de El Mundo debería culpar a los responsables gubernamentales de toda política preventiva de cuanto acto criminal se haya cometido y, lo que es peor, se siga cometiendo. Por ejemplo, el que costó dos centenares de víctimas mortales en Madrid el 11-M de 2004.

P.J. Ramírez y cuantos dinamitan intelectual y políticamente, por vez primera en la Democracia española, la política de un gobierno en la lucha contra el terrorismo siguen tozudamente inmersos en su regresión antidemocrática de negar a HB la posibilidad de expresar sus deseos de autodeterminación. Pretenden lo improcedente en democracia. Como improcedente es pretender la autodeterminación a través de la amenaza, la extorsión, la violencia y el asesinato, y en definitiva el dolor y la sangre, como ha expuesto en su editorial El País. Sólo el peor de los nacionalismos puede ofrecer y enaltecer como moralmente aceptable el martirio como objeto ideológico. Sólo los dioses y los nacionalismos sanguinarios aceptan estas ofrendas de sus creyentes. Qué patria vale la vida de un inocente. Qué idea vale la vida de una persona.

Cómo se puede calificar de “falso” un proceso, como titula su editorial el diario Abc. El proceso es y seguirá siendo un “proceso de paz”, es decir, un proceso para alcanzar la “paz” que lleva implícito la desaparición de los actos criminales y de la banda que los perpetra para conseguir objetivos políticos, y, por tanto, seguirá siendo un proceso “real”, al que cualquiera que pretenda calificarlo de “falso” o “verdadero” estará aspirando a moldearlo a sus propios intereses políticos e ideológicos. A no ser que a todo lo “real” lo califiquemos de “falso”.

El proceso no puede “morir” y nunca podrá suponer ningún “fracaso” para ningún gobierno. Quien diga que la única opción de derrota posible del terrorismo etarra es la policial pretende lo imposible y niega que la autodeterminación es un aspiración política tan digna como cualquier otra aspiración ideológica siempre y cuando se exprese a través de los cauces establecidos en un Estado de Derecho. La dignidad se mide por aceptar las reglas del juego, la dignidad de cualquiera, del que no ha matado y del que ha matado y cumpliendo su pena se arrepiente de ello.

El proceso de paz será largo y difícil y su terrible dureza no se la puede desear. Quienes tachan a Zapatero de cara de palo, califican su discurso antiterrorista de jactancioso, rimbombante o grandilocuente, los que califican a quienes entienden que alcanzar la paz forma parte de su realidad y de su dignidad política, de incautos o necios, tienen sus miras demasiado cortas en este a veces penoso proceso hacia la paz. Un proceso al que se pretende hurtarle ese bien preciado quienes a la vez acusan con romo pudor al gobierno de “rendirse” al “enemigo” en una “guerra” inexistente. Atrincherarse en estos eufemismos y ambigüedades sirve para calentar sólo orejas y cabezas ya predispuestas a estas calenturas políticas e ideologicas.

www.vegamediapress.com

En Castellón aún se acuerdan del obispo Reig Pla

El nuevo obispo de la diócesis de Segorbe-Castellón ha tomado las riendas de la economía del órgano eclesiástico, que vio mermada su solvencia con la gestión de su predecesor, Juan Antonio Reig Pla, actual obispo de Cartagena-Murcia (arriba en la imagen) y sus fallidas inversiones en Bolsa, que generaron unas pérdidas de cinco millones de euros, según párrocos diocesanos.

Con una actitud sosegada y sin eludir las cuestiones más polémicas de la gestión de su predecesor en el cargo, el actual obispo de la diócesis Segorbe-Castellón, Casimiro López Lorente, reconoció los problemas económicos que atraviesa la Diócesis y cuyo origen hay que buscarlo, entre otras razones, en las inversiones fallidas en Bolsa del anterior prelado, el contestano Juan Antonio Reig Pla.

López Lorente ha impulsado una renovación en el entramado financiero de la Diócesis para “reconducir la situación”. Sus seis meses al frente de las parroquias de Segorbe-Castellón han sido suficiente tiempo para que el prelado tome la riendas y busque soluciones.

“Los problemas son conocidos y están ahí. Ahora mismo están siendo estudiados. He encargado una pequeña auditoría interior para reconducir esos problemas en un recorrido de tiempo. Para ello, estoy trabajando con los sacerdotes para encauzar la situación y poder seguir trabajando”, explicó el obispo.

Los aires de cambio que el nuevo obispo ha traído hasta la diócesis de Segorbe-Castellón se materializarán en los próximos meses con una renovación a fondo de los principales consejos: el económico, el pastoral y el presbiteral.

La gestión de Reig Pla
“En enero nombraré el nuevo Consejo Presbiterial y, un poco más adelante, daremos los pasos para renovar el Consejo Diocesano de Economía, y el Consejo Diocesano Pastoral”, señaló el obispo de Segorbe-Castellón.

Con estas iniciativas, Lorente implantará las nuevas directrices de la Diócesis y marcará distancias con la polémica gestión de Reig Pla, sobre todo en su etapa final al frente del Obispado. Durante este período, el prelado tuvo que hacer frente a inversiones fallidas en Bolsa, que generaron a la Diócesis una deuda de cinco millones de euros, siempre según párrocos diocesanos.

Son los mismos sacerdotes que denunciaron en 2005 el recorte de los sueldos y la invitación del anterior obispo a completar las nóminas con el cepillo de las parroquias. Reig Pla animó a los fieles a contribuir con sus aportaciones al sustento de sus párrocos, una decisión que abrió fisuras en el seno de Diócesis.

Por otra parte, la renovación de Lorente no sólo vendrá a subsanar los déficits de la anterior gestión económica, sino que el obispo insistió en que antes de 2008 aplicará un nuevo plan diocesano pastoral.

Se trata de la herramienta que el Obispado de Segorbe-Castellón utilizará en los próximos “cuatro o cinco años” para impartir doctrina en las parroquias de la diócesis.

www.lasprovincias.es

Valcárcel apela al diálogo para salvar a la Región


El presidente de la Comunidad, Ramón Luis Valcárcel, llamó en su mensaje de felicitación de Navidad y Año Nuevo, a la "suma de esfuerzos" y a la responsabilidad de los gobernantes para "tomar el pulso a la calle, escuchar al pueblo y conocer su sentir" y así conseguir que la "Murcia del mañana sea la que sus ciudadanos quieran".

Para el Presidente, la Navidad, Año Nuevo y Reyes "tiene un mensaje que trasciende las barreras ideológicas y confesionales, y alcanza una dimensión universal: la de la paz y el amor", por lo que deseó a todos los residentes en la Región que estos días se "vean presididos por la paz y el amor".

Valcárcel, al hablar sobre la importancia de "aunar voluntades y caminar juntos por la senda que conduce a un horizonte de prosperidad", aludió al grado de participación social obtenido para debatir sobre la reforma del Estatuto de Autonomía y el Plan Estratégico 2007-2013, que considera como "documentos esenciales para el devenir de la Comunidad Autónoma”.

Según el todavía jefe del gobierno autónomo, "comprobamos que nuestra región avanza, se desarrolla, crea instrumentos que han de servir para obtener el óptimo aprovechamiento de sus potencialidades y capacidades" y, en su opinión, "lo hace, no sin esfuerzo" porque "triunfa la firme voluntad de una inmensa mayoría que apuesta por el progreso y el bienestar de los ciudadanos".

Ramón Luis Valcárcel dijo además que "estamos necesitados de paz, no solo en los países asolados por interminables conflictos; también en nuestras relaciones sociales, económicas, políticas, familiares. Porque sin paz no podemos construir. Sin concordia no podemos avanzar y sin diálogo no hay forma de entendernos y prosperar".

Junto a la paz, el Presidente aseguró que las fiestas navideñas, año nuevo y Reyes son días también para el "amor con mayúsculas, entendido como solidaridad con los más desfavorecidos de la sociedad, como actitud de servicio, como disposición a corregir las injusticias", y apuntó que "sin ese amor no hay verdadero progreso, sin esa solidaridad no hay auténtico bienestar y sin esa actitud de servicio no hay justicia social".

"Ojalá estos días sean de gozo para todos. Ojalá estas fiestas, entrañables y familiares, se vean presididas por el mensaje de paz y amor, y que esos mismos sentimientos impregnen nuestra forma de obrar a lo largo del año venidero", concluyó.

"Te doy lo que me pidas"

Hacía mucho tiempo que no hablaban cara a cara. Hace unos días, el alcalde de Mazarrón, Francisco Blaya, consiguió por fin, tras varios intentos, entrevistarse con el portavoz del grupo municipal socialista, Francisco García. La reunión entre ambos políticos, en vísperas de Navidad, duró más de tres horas, tiempo suficiente para echarse en cara sus diferentes formas de ver la realidad local. Aunque el fondo del encuentro era otro. El dirigente socialista, y presumiblemente candidato a la alcaldía en las elecciones de mayo, a preguntas de esta redacción, no quiso dar entonces detalles de la conversación, argumentando que era más bien una reunión pendiente desde hace varios meses, sobre temas personales.

Pero la discreción del edil del PSOE no fue suficiente para conocer los entresijos de lo que hablaron en esa fría tarde de diciembre. El alcalde de Mazarrón, muy nervioso, ofreció a García su liberación como concejal, con el sueldo similar al resto de concejales liberados, unos 31.000 euros anuales, entre otras prebendas.

Pero además, Blaya prometió su dimisión en los próximos días como alcalde de Mazarrón. ¿Y que pedía a cambio? Que el PSOE retirara su denuncia en los tribunales, a los que tendrá que acudir a declarar el regidor municipal el próximo día 22 de enero.

La devolución de los anticipos por parte de Domingo Valera, casi cinco millones de las antiguas pesetas, (ha hecho una recolecta popular, dice), parece que no va a ser eximente suficiente para los tribunales.

Ni que decir que a estas alturas, el portavoz socialista rechazó la oferta del alcalde de un ayuntamiento, en donde algunos de sus concejales ostentan vehículos y otros lujos, que no se corresponden con su habitat natural de ciudadano de a pie.

Sobre el ayuntamiento de Mazarrón supuestamente pende una espada de Damocles, apuntando a una presunta prevaricación y corrupción. La influencia y el apoyo decisivo del peculiar Domingo Valera al gobierno popular, no han sido un buen ejemplo para el alcalde. Condenado Domingo Valera por un tribunal, encausado el alcalde por otro, y las sospechas de trato de favor y tráfico de influencias hacia una empresa que compró terrenos rústicos, por millones de m2, curiosamente recalificados a los pocos meses, o así lo contempla el PGOU, son solo algunos de los datos que hacen pensar que Mazarrón no va bien.

A ello, se añadirán otros asuntos que este mismo mes, al parecer, desvelará el periódico Mazarrón Press, y su edición digital, www.mazarronpress.com.

Tal vez no sea demasiado tarde para Francisco Blaya, si todavía adoptase una actitud valiente y explica el cuando, el cómo y el por qué de algunas de sus decisiones. También si se desligase de quien no está, por sus habituales salidas de tono, en condiciones de apoyar a un gobierno municipal que rige los destinos de miles de mazarroneros. No se puede ofrecer el pueblo la compañía política de iluminados, charlatanes, mitineros nocturnos y nudistas callejeros, que probablemente deberían estar sentados en el diván de Woody Allen. Dar ejemplo a la sociedad empieza por ser un ejemplo para sí mismo.

No se trata de quien gobierna ni gobernará. Se trata de normalidad municipal. Del cese de persecuciones políticas. De la tolerancia, el debate, el diálogo, el respeto al adversario, el reconocimiento mutuo de los logros del gobierno y de la oposición, y sobre todo la honradez. No es posible un Mazarrón próspero si los políticos se empeñan en decir siempre no a las propuestas del contrincante político, por sistema. Y quién utiliza un ayuntamiento, pagado con los impuestos de todos los vecinos, para presuntamente enriquecerse y enriquecer a otros, merece la más enérgica repulsa. Tal vez ahora sea el momento de que el alcalde de Mazarrón hable alto y claro. Seguro que será un acto de valentía por su parte. Y el pueblo se lo reconocerá.

Podría ser un final más feliz...