miércoles, 5 de julio de 2006

El CEU podría abrir otra universidad


Otra universidad privada podría abrir en la Región de Murcia antes del año 2010 de la mano de la ACP (Asociación Católica de Propagandistas). Se trata de la Fundación San Pablo-CEU y con el exvicerrector de la UCAM, Higinio Marín, como rector aquí de la prestigiosa institución docente, que tiene funcionando en Molina de Segura un centro de Secundaria desde los años 70 y un centro universitario en Elche desde hace diez, y al que acuden desde el principio, como alternativa académica de marca muy acreditada, numerosos alumnos provenientes de las ciudades de Murcia, Cartagena y Lorca, con resultados bastante aceptables y un título más prestigioso que el de la UCAM. La Fundación San Pablo-CEU la preside el democristiano Alfonso Coronel de Palma, nuevo presidente, además, de la COPE. Un peso pesado en su ambiente.

Marín acaba de ser nombrado vicerrector de la "Cardenal Herrera" para el "campus" ilicitano tras su salida por encontronazo con el presidente de la gestora de la UCAM, José Luis Mendoza, después de los anteriores y sonados desencuentros del atrevido hostelero cartagenero con el primer y breve rector, el doctor y periodista Santiago Fernández Ardanaz (hoy catedrático en Salamanca), despedido al retirarle su apoyo el obispo Azagra presionado por Mendoza al no poderlo manejar ninguno de los dos, y hasta con el segundo, Antonio Montoro, miembro del Opus Dei orillado hoy en la práctica también por Mendoza, dice que ante su estrecho contacto con destacadas figuras regionales de la masonería.

La UCAM es propiedad de su titular, la Diócesis de Cartagena, y comenzó su definitiva andadura gracias a los 50 millones de pesetas aportadas por el movimiento seglar "kiko" y al aval conseguido por Azagra en base a la venta de parte del convento existente en la calle San Antonio, de Murcia, lo que aceleró en el Vaticano aceptar su petición de jubilarse. De ahí la devoción al santo poniéndole su nombre a la Fundación mendocina y el protagonismo de Azagra en la UCAM, que lo acaba de nombrar doctor "honoris causa" como agradecimiento a su constante respaldo a la labor ejercida por Mendoza. Le acompañó el médico cartagenero Joaquín Navarro-Valls, portavoz dimisionario vaticano, y otro gran protector de su paisano, parece que antes de que se desaten previsibles acontecimientos incontrolables.

El proyecto universitario del CEU está todavía muy en ciernes pero la Universidad "Cardenal Herrera" tiene decidido aparecer muy pronto entre nosotros ante el rápido y creciente deterioro de la UCAM a casi diez años de su apertura. La Fundación "San Antonio" (integrada, al parecer, por José Luis Mendoza y su hermano Vicente únicamente) tiene con el Obispado de Cartagena un contrato por cincuenta años para gestionar la UCAM pero los problemas de calado con el actual prelado, Reig Pla, y con el propio Camino Neocatecumenal, primer gran financiador en su momento, han sufrido una escalada, al igual que ya sucedió con monseñor Ureña, hoy arzobispo de Zaragoza, por poner Mendoza a su nombre bienes negociados para la propia Fundación "San Antonio".

Esa operación se ha vuelto a repetir con instalaciones de la UCAM en Cartagena, mientras el clima entre la gestión y el claustro se ha tornado tan irrespirable que la salvación de esta joven institución docente parece pasaría, según algunos padres de alumnos, por la urgente desaparición de Mendoza de la gestión diaria al atreverse ahora, pese a carecer de la titulación universitaria correspondiente, también a la académica. Su retirada podría ser ya, a final del curso próximo pese a haber regalado varios "Rolex" de 600.000 pesetas a todas aquellas jerarquías a las que ha invitado a lucirse en la UCAM porque él pensaba le podían ser útiles para su supervivencia.

Si bien el contrato de la Fundación "San Antonio" con el Obispado de Cartagena es por cincuenta años para gestionar la UCAM, el titular de esta universidad podría denunciarlo por algún tipo de incumplimiento o irregularidad, y buscar un nuevo gestor, que también podría ser la Fundación San Pablo-CEU, hasta desarrollar su proyecto en estas instalaciones, donde Higinio Marín ha sido la verdadera "alma" académica hasta hace bien poco.

En la gestación en su día de la UCAM por un grupo de padres católicos murcianos, estos ya propusieron al entonces arzobispo de Granada, monseñor Antonio Cañizares, administrador apostólico de la diócesis vacante por la jubilación del obispo Javier Azagra, llegar a un acuerdo con la "Cardenal Herrera" ante las dudas que le suscitaba la apropiación total del proyecto por Mendoza tras seducir al prelado navarro. Cañizares, a la sazón presidente de la subcomisión de universidades en la Conferencia Episcopal, se negó, intoxicado por Mendoza sobre los fines masónicos de esos padres que lo recusaban después de haber confiado en su persona y haber puesto la primera financiación, y porque los de la Fundación San Pablo-CEU no eran gente de su cuerda. Prefirió apostar por un inquietante e iluminado Mendoza, quien por otra parte, en un acto más de incoherencia, no hace a las familias numerosas el descuento que le ha venido pidiendo el obispo de turno desde Ureña.

El Obispado de Cartagena ha recibido hasta el momento muy poco dinero de la explotación de la UCAM mientras Mendoza invierte beneficios en la Construcción ante la perplejidad de una Conferencia Episcopal, que no entiende ir de la mano con un señor sin ninguna acreditación ni experiencia anterior en el tema y que, además, se comporta de que manera. Ninguna otra diócesis vecina o cercana ha aceptado que Mendoza ponga en ellas sucursales de la UCAM. Y hasta el Arzobispado de Valencia ha creado otra universidad católica sin pensar que entraba en competencia (por Alicante) con el centro de Guadalupe-La Ñora.

Eso sí, Mendoza no ha faltado ningún año a Roma para llevar al Papa el óbolo de San Pedro y garantizarse así cierto apoyo de determinados cardenales, como monseñor Trujillo y, ya en España, de Rouco y Cañizares, aparte del Nuncio Monteiro de Castro. Su objetivo estratégico es no estar al alcance del obispo de turno en la plaza de Belluga. Pero sus días parecen contados después de tantos errores e injusticias, y no estar nada bien visto entre la Curia vaticana. Benedicto XVI ya lo midió cuando era Ratzinger y pasó una semana en su compañía. Ahí puede estar la mejor clave del cantado relevo.