viernes, 12 de mayo de 2006

El cuñado de Cerdá y dos más

Está visto que los políticos murcianos en Madrid no atraviesan su mejor momento. El campanazo de lo de Zaplana, del que todavía no se desprenden diligencias penales, pero presuntamente beneficiándose en lo personal de la realización de obras (encarecidas artificialmente) en "Terra Mítica", y la vergüenza ajena que provoca el despropósito de Martínez Pujalte mofándose del presidente del Congreso delante de las cámaras de TVE, y por tanto de toda España, sólo es comparable a la situación relativa de Trillo tras el accidente del "Yak-42", por lo que aún queda por saber de la responsabilidad política de un cartagenero que llegó a la cumbre de la pirámide del Estado y que ahora parece está moviendo la provincialidad de Cartagena para llegar un día a ser presidente de nuestra Comunidad Autónoma con ayuda de la UCAM. El primero es un liberal de boquilla, y los segundos, miembros del Opus Dei (no se entiende muy bien como gente, que suponemos piadosa, aparentemente parece carecer de esa virtud en política), evidentemente poco ejemplares para los aspirantes jovenes a ingresar en una institución gobernada desde una prelatura personal en Roma. (De eso podría ilustrarnos mejor el catedrático Javier Guillamón).

Lo del cartagenero Zaplana es muy grave si se prueba la denuncia con acusación de que ha cobrado comisiones estando en activo como político. La acumulación de viejas sospechas de corrupción tratan de sacarlo de la vida pública. Significa, de momento, su casi seguro final como portavoz del PP en el Congreso, precisamente en un delicado trance para su partido si también fuese cierto el insistente rumor que circula por Madrid y Valladolid, en el sentido de que la cuestionada empresa "Forum Filatélico" ha estado financiando, si no al PP como tal, supuestamente sí a algunas de sus fundaciones vinculadas. Ahora se ha sabido, de fuentes de las asociaciones de consumidores, que el "zaplanista" murciano Martínez Pujalte votó en 2003 en las Cortes contra un control del Ministerio de Economía y Hacienda sobre sus actividades de compra-venta de sellos; que el Gobierno del PP dió, entre 1999-2003, subvenciones de formación a "Afinsa"; y que se da la circunstancia, de que hay bastantes militantes del PP entre los delegados de ambas empresas, ahora intervenidas por el juzgado, en toda España. En el caso de Murcia, quien representaba a "Fórum Filtélico" también lo hacía, al parecer, como interventor del PP en una mesa electoral de Espinardo, sin que ello suponga prejuzgar nada.

Que Zaplana salga ahora como un presunto delincuente y como un presunto político corrupto, es lo que le faltaba a Rajoy después del espectáculo bochornoso de un cualificado diputado de la Oposición, por portavoz de Economía, y cuñado de nuestro consejero de Agricultura, Antonio Cerdá, alardeando publicamente de desacato a la actual tercera autoridad del Estado, como es el socialista, Manuel Marín, ex vicepresidente de la Comisión Europea. Martínez Pujalte ha pecado de soberbio, para ser un católico militante, y esa falta es un pecado capital, extensible a lo que también le hizo al actual ministro de Defensa y que, por encima de diferencias políticas, debiera llevarle a pedir perdón a ambos por un principio elemental de humildad. Lo contrario significa "hemorragia" de votos centristas para el PP.

Si los que tenemos mejor "colocados" en Madrid atraviesan una crisis que puede acabar de un tajo con su situación de poder, y Valcárcel ha perdido pié del todo en Génova 13, se demuestra que no sale gratis que un señor de la carretera de Alcantarilla, como Pujalte, o que un señor de la Cartagena marista, como Trillo, se convierta uno en el primer parlamentario expulsado del hemiciclo desde 1977, y que el otro no acepte sus errores políticos ante el Ejército cuando hay por medio más de 6o cadáveres por presunta negligencia de la cadena de mando en el Ministerio de Defensa, sin excluir a un ministro tan supervisor como él era. Y todo eso, en plena pelea de los gobernantes murcianos, del PP, con los gobiernos autónomos socialistas de Andalucía, Aragón y Castilla-La Mancha, provocándoles, además, con el manipulador slogan "Agua para todos".

El caso de Zaplana nos toca menos de lleno por su vinculación con Benidorm desde que enviudara su tía paterna, una mujer que reclamó a Cartagena el concurso del padre del político, un militar de Marina, para administrar los sustanciosos negocios que heredó del marido, y por tanto su repercusión política lo sera mucho más en la Comunidad Valenciana que en la Región de Murcia. Pero llegadas sus horas, definitivamente bajas, ahora todo el mundo recordará su condición de cartagenero para que quede más que claro que no es benidormí, ni alicantino, ni valenciano y que, si es lo que dicen, es un "chorizo" porque es "murçiá". Hay pocas dudas de que don Eduardo se acerca, si no está ya, a la fase final de su carrera política tras amenazar veladamente con crear un partido para competir con el PP en la Comunidad Valenciana y no parar de importunar en Alicante dentro de la guerra interna desatada y que le ha vuelto un político incómodo hasta para sus propios seguidores y partidarios. Ni Martínez Pujalte ni Javier Guillamón, que tanto deben a Zaplana, han salido en su pública defensa. Es condición humana.

Desde las filas socialistas no se lo van a poner fácil una vez que han visto el silencio de estruendo en el PP. Zaplana está muy solo porque la denuncia sugire la existencia de una trama para delinquir. Al parecer, para algunos, es posible vivir en la impunidad y en la desigualdad ante la ley pese a la nueva ética que promueve Zapatero desde la Fiscalía General del Estado. En Valencia, Alicante y Benidorm lo que ha comenzado a pasar se esperaba desde hace mucho tiempo porque nadie se mostraba dispuesto a pagar por otros si se producía una inspección de Hacienda o una actuación de la Justicia. En su pueblo ya le llaman "Zaplata", y "Quiebra Mítica" al fracasado parque temático que promovió y se encareció hasta un 40% su construcción. Ahora más que nunca el cartagenero es prisionero de su expresada intención de estar en política para enriquecerse y, desde la obligatoria presunción de inocencia, hay quien se muestra convencido de que las circunstancias lo van a convertir en el "roldán" del PP. Detrás irán los alcaldes de Orihuela y Torrevieja en el linchamiento público. No les andará a la zaga el excuñado de Zaplana y exadministrador de la Academia General del Aire, amén de exconsejero de la CAM, el teniente coronel Justo Valverde, ya imputado en la investigación abierta por el fiscal de Valencia como exresponsable de contratación en "Terra Mítica". Ahora aparece también como presunto beneficiado de un pago en especie, parece que no declarado a Hacienda, para reformar su casa en la Ciudad del Aire, por un importe no inferior a los 40 millones de pesetas.

Nadie duda ya que habrá más denuncias contra Zaplana para justificar que Rajoy lo sustituya como portavoz popular en el Congreso de los Diputados. Lo cierto es que, desde hace años, los rumores apuntaban a supuestos negocios millonarios con los que siempre se relacionaba al ex ministro de Trabajo, ex presidente de la Generalidad Valenciana y ex alcalde de Benidorm. Ha sido "caer" su amigo Florentino Pérez, y empezar a complicarse la imagen pública de un Zaplana, que no se entiende tan provocador con todas las barbaridades con las que se relaciona su concurso o beneficio. Lo de este hombre parece que sólo ha hecho empezar y promete emoción hasta el final porque todos sus enemigos estarán ya afilando cuchillos tras una larga y paciente espera. No hay que olvidar su cuestión pendiente con el Tribunal de Cuentas, que le puede resultar letal, ni sus investigados presuntos negocios con el cantante Julio Iglesias. (ZPI)